PARIS/DARMSTADT (DPA).- La sonda espacial europea Beagle 2 completó con éxito la maniobra final de descenso en el planeta Marte, previsto para el próximo 25 de diciembre, el día de Navidad, informó ayer la Agencia Espacial Europea (ESA) en París y Darmstadt.
La señal de separación entre la nave nodriza y el módulo de descenso de la nave de exploración marciana fue enviada desde el centro de control de la ESA en Darmstadt, Alemania, a las 08:31 GMT.
Todo va según lo previsto, dijo el director del proyecto, Mike McKay, en el centro de control de la agencia (ESOC) en esa ciudad alemana. La sonda fue separada de la estructura de la Mars Express, su nodriza, mediante la activación de pequeñas cargas explosivas. Dado que no se produjo un seguimiento en directo del proceso desde la Tierra, los especialistas del centro de control en Alemania tuvieron que contener la respiración hasta que los datos de telemetría confirmaron el éxito de la operación.
Está previsto que la sonda se pose en el suelo del planeta rojo dentro de seis días, precisamente el día de Navidad, para explorar el remoto planeta en busca de restos de agua, gracias sobre todo a un radar capaz de analizar hasta 5.000 metros de profundidad entre las rocas. Si se encontraran en Marte restos del líquido elemento, estos podrían albergar extrañas formas de vida, tal vez raros microbios, especulan los científicos.
Ahora 'madre' e 'hijo' están de camino a Marte y nos traerán un bonito presente navideño, declaró Colin Pillinger, director científico de la misión Beagle, que ha costado a la ESA 300 millones de euros (372 millones de dólares). La nave Mars Express, que transportaba la Beagle-2, fue lanzada el pasado 2 de junio y si todo va bien será la primera visita de un ingenio espacial europeo a otro planeta dentro del sistema solar. Utilizando tecnología de la fallida misión Mars 96 y de la misión europea Rosetta, la Beagle-2 intentará responder preguntas relativas a la geología, atmósfera, tipo de superficie y posibles restos de agua en Marte.
Dado que la Beagle-2 no dispone de sistema de propulsión propio, los ingenieros tuvieron que colocar a la pequeña nave, de 70 kilogramos de peso, en una órbita planetaria correcta para que pueda descender en la zona de Marte denominada Isidis Planitia, una región poco escarpada, gracias a la gravedad planetaria. En cuanto la nave toque suelo marciano, frenada con ayuda de paracaídas, se desplegarán sus paneles solares para alimentar sus acumuladores de energía, que le permitirán moverse por el suelo del planeta y llevar a cabo los experimentos previstos.

