Dice Robert Kiyosaki en su versión de la carrera de la rata que existen unos pasos para salir de la carrera y alcanzar la libertad financiera. Analicemos cómo preservar la competitividad en economías como la nuestra y salir de la carrera de la rata aplicada a la recaudación de impuestos transfronterizos.
Tomando como referencia el modelo de Kiyosaki podemos decir que la carrera de la rata en materia de evasión global de impuestos para las potencias mundiales consiste en: tributos altos para sus ciudadanos, estándares internacionales para prevenir la evasión y promover el intercambio de información fiscal, obligar a otros Estados a identificar y reportar, para perseguir esos tributos. Por otro lado, para nuestros países consiste en: creación de leyes, supervisión de sujetos obligados y entre otras cosas someterse al intercambio de información fiscal para no ser incluidos o salir de las listas.
De cualquier manera, los paraísos fiscales existen o son así nombrados porque existen los infiernos tributarios en contraposición, como nos indica Martin Litwak autor del libro “Paraísos fiscales e infiernos tributarios”.
La desventaja de vivir en un infierno fiscal es la pesada carga tributaria, que muchas veces no corresponde con los ingresos del ciudadano o no está representado en educación, salud y seguridad social; sin embargo, en los paraísos fiscales, no se escapa del infortunio; si bien no llevamos una carga tan pesada como la de otros países, las repercusiones obvias son: un nefasto manejo de los ingresos del país, la falta de programas educativos eficientes, la mala calidad de los sistemas de salud y la inseguridad social. Todo esto deja en evidencia el fracaso de ambos modelos.
La recaudación transfronteriza es una estrategia para abordar la evasión fiscal y podríamos decir que, en gran parte, el fracaso del “Cumplimiento” de los estándares internacionales tiene mucho que ver con decisiones precipitadas y la reactividad de los gobiernos frente a los estándares “voluntarios”.
Cada país a lo largo de la historia ha tomado un bando, y aquellos con flexibilidad fiscal hemos sido etiquetados como paraísos fiscales, lo cual además nos ubica en el lado oscuro de la fuerza. Nuestro país es uno de los protagonistas de las divulgaciones de información por parte de periodistas locales e internacionales, que producen sus notas de la obtención, uso y tratamiento de información extraída de forma ilegal sin establecer los límites entre la libertad de expresión y el derecho a la privacidad, el secreto profesional y la protección de los datos personales, lo que genera daños a la reputación y estabilidad de las personas naturales y jurídicas violentadas y juzgadas a priori.
Es aquí donde distingo los elementos para salir de esta carrera, en hacer docencia y ser transparentes sobre el uso de las estructuras y vehículos legales y financieros para que la información esté al alcance del ciudadano, pero ¿Cómo sería posible esto sin un sistema de educación eficiente? Sin educación financiera y sin conocer nuestros derechos.
Hablemos de transparencia cuando la información sobre los hechos, pruebas y fundamentos de una sanción para un sujeto obligado que incumpla la norma o aquellos que realicen una actividad criminal, sean públicamente expuestos como como lo hacen con notas incipientes y sensacionalistas.
Por último, creo que es imprescindible para el sector legal que nuestro regulador se apoye en las Empresas de Cumplimiento y en aliados estratégicos para alcanzar a todos los sujetos obligados que tiene bajo su supervisión y de los cuales principalmente los abogados, son objeto de señalamientos muchas veces fundamentado y otras no, pero entre los cuales los esfuerzos por distinguir a los buenos de los malos no son nada claros.
La autora es miembro de IPANDETEC

