Como tantos, he estado atento a las noticias sobre elemento discordante construido en la Plaza 8 de Diciembre de la ciudad de Penonomé, erigido como supuesto monumento para conmemorar el ‘Bicentenario de la República de Panamá’.
Como arquitecto restaurador no puedo callar sobre la controversia surgida en torno a la preservación de los elementos de valor histórico de un sitio tan principal como lo es Penonomé, pues son estos elementos los nos definen como civilización y como panameños.
Primero que nada, me pregunto, semejante elemento discordante, ¿fue consultado y aprobado por la Comisión Nacional del Bicentenario? En las fotos publicadas pude ver la presencia del ministro de Cultura, quien precisamente preside dicha comisión.
Además, sería interesante saber si los que propusieron dicho 'monumento' y su ubicación, conocen un poco la historia del Parque 8 de Diciembre, así como el desarrollo histórico de su entorno, nada menos que el más trascendental de aquella ciudad.
Tanto la Iglesia Mayor San Juna Bautista como su Plaza Mayor pueden considerarse como 'el punto inicial de la planificación de Penonomé', que data del siglo XVI, tal y como lo señala Gaspar Rosas Quirós en su libro “Coclé de Nata” (1998).
En dicha obra, se hace un recuento de la evolución del área que comprende la Plaza Mayor y el Parque 8 de Diciembre, desde el año 1581, recreando su desarrollo desde aquel espacio verde “un simple llanito con un arbolito de mirto y algunos almendros” hasta 1890, incluyendo las aportaciones realizadas en los años 1824, 1883, 1884, 1890, 1893, 1908, 1912, 1918, 1920, 1932, 1953, así como las adiciones hechas después, que terminaron dándole la configuración del espacio que hoy conforman ambos parques.
Queda claro entonces que en lo que respecta al Parque 8 de Diciembre, se trata de un espacio público, centenario, atesorado por los vecinos, dedicado por los ciudadanos a la fiesta de la Inmaculada Concepción, que ha ido evolucionando por las aportaciones hechas por la comunidad y las autoridades que lo custodian.
La estructura ordenada por el Gobernador, un funcionario no electo y que carece de facultades para disponer de un parque municipal, ¿contó con la participación de los penonomeños, y del alcalde y los concejales elegidos por ellos?
Ese espacio público debe estar custodiado y protegido por la alcaldía y cualesquiera modificaciones en su apariencia física y uso deberá hacerse con la participación y aprobación de la comunidad, algo que al parecer no se hizo, máxime cuando se trata de un espacio icónico de la ciudad.
Me llama más la atención el rol del Ministerio de Cultura, incluyendo el silencio de la Dirección Nacional del Patrimonio Histórico, en relación a la construcción y locación de este elemento, el cual va en detrimento de los valores del lugar y debería ser removido.
El autor es arquitecto restaurador

