La sostenibilidad ha sido definida de distintas maneras. En 1988, el Informe Brundtland definió el desarrollo sostenible como “aquel que atiende las necesidades del presente, sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones para alcanzar las suyas”.
Existen preguntas básicas para mejorar el entendimiento de este tema. Por ejemplo, cuántas personas están informadas sobre las causas y consecuencias del cambio climático, pese a que experimentamos inundaciones y sequías en épocas y sitios distintos de los normales, y con mayor frecuencia e intensidad desde 1950, cuando había 2,500 millones de personas en el mundo, hasta ahora, con 7,500 millones, una población tres veces mayor.
La proyección de la población mundial para 2025 es de 8,000 millones y de 10,000 millones para 2050. Hoy, 1,200 millones sufren por falta o escasez de agua. Otros 2,500 millones no cuentan con sanidad básica y servicios gubernamentales de salud, y otros mil millones de pescadores artesanales sufren con sus familias debido a la acidificación y el calentamiento de los océanos y a la sobrepesca. ¿Cómo estamos los panameños? Cuidado con acostumbrarnos a los cambios paulatinos; recordemos la rana en la olla de agua que empieza a calentarse.
Las externalidades negativas debidas al “business as usual” continuarán por décadas, aún a pesar de que las emisiones de CO2eq puedan disminuir, debido a su larga vida en la atmósfera. Esto significa que seguirán las olas de calor, incendios de los montes, inundaciones y sequías con las características ya descritas o empeoradas, ya que la tasa de reducciones es menor que la tasa de emisiones. Además, están documentados el derretimiento de los polos y el aumento del nivel del mar. La humanidad sólo cuenta con un par de décadas para revertir esta tendencia, según la ONU.
Para acelerar el proceso de reducción de emisiones, se requiere impulsar un nuevo portafolio de tecnologías, tanto para la agricultura diversificada, buscando el autoconsumo, manejo de cuencas hidrográficas, así como impulso a las energías renovables, incluyendo reforestación con fines de rehabilitación de tierras, fijación de CO2 y producción de biomasa.
Debe añadirse el uso de ferrocarriles para transportar mercancías Panamá-Chiriquí, ya que la diversidad de actividades humanas que emiten gases de invernadero, incluyendo metano, y que despilfarran agua y otros recursos críticos, hace muy difícil que sólo algunas técnicas sean lo suficientemente efectivas para hacerle frente a los procesos de ahorro de emisiones que requieran un bajo costo de abatimiento.
Deben incorporarse motores eléctricos en camiones y buses con los debidos incentivos y capacitación de trabajadores.
¿Cómo gobernar un país en democracia con el cambio climático como amenaza mundial? Sin duda, se requiere un gran compromiso con la educación nacional en escuelas, universidades y comunidades, y una visión de futuro centrada en la gente para combatir la desigualdad extrema.
El autor es ciudadano


