Como profesional con más de 24 años de mi vida dedicados al Canal de Panamá, creo oportuno explicar algunos conceptos sobre la navegación en sus aguas y la operación del lago Gatún que fueron mal interpretados y, de hecho, distorsionados en reciente artículo suscrito por el señor José Bolívar Martínez.
La navegación en el Canal es limitada principalmente por las dimensiones de las esclusas. El calado máximo de tránsito ha estado limitado a 39.5 pies debido a las características al sur de las esclusas de Pedro Miguel. Allí el lago Miraflores tiene un nivel máximo de operación de 54.5 pies PLD (Precise Level Datum), mientras que el umbral de las compuertas se encuentra a 13 pies PLD de elevación. Esto da una profundidad navegable de 41.5 pies. PLD es el nivel de referencia preciso del Canal establecido para su construcción (se localiza a un pie sobre el nivel medio del Pacífico). Dicha condición, al sur de Pedro Miguel, resulta en un espacio de solo 2 pies por debajo del casco del barco. El Canal ha operado siempre en esas condiciones.
En el caso de los canales de navegación, la profundidad requerida para el tránsito seguro es de 44.5 pies, que corresponde al calado de 39.5 pies más el espacio bajo el casco para cubrir el fenómeno del hundimiento de los barcos (squat) cuando navegan en el Corte Culebra a velocidades mayores de 6 nudos, que puede alcanzar 3 pies y un margen de seguridad de 2 pies. El fenómeno de hundimiento depende de la velocidad de navegación y va desapareciendo cuando la nave reduce su velocidad para entrar en las esclusas.
La función principal de las aguas del lago Gatún es la navegación de los barcos, y la reserva para la operación y suministro de agua a las poblaciones aledañas al Canal. Su ciclo normal de operación permite que llegue a su nivel máximo de 87.5 pies PLD al final de la estación lluviosa; luego se aprovecha su almacenamiento para así atender la demanda durante la estación seca.
A finales de los 70, cuando empezaron a transitar buques Panamax, el nivel de fondo del cauce de navegación se encontraba en una elevación de 40 pies PLD. Al sumarle la profundidad requerida para la navegación (44.5 pies), el nivel mínimo del lago para reserva de agua se limitaba a 84.5 pies PLD. Su rango útil de operación para el almacenamiento de agua era de solo 3 pies. Entonces el lago Gatún disminuía por debajo del nivel mínimo cada dos años. Ello afectaba la confiabilidad del Canal y el calado ofrecido a los buques.
La iniciativa de profundizar el cauce del lago Gatún para aumentar su capacidad de almacenaje útil de agua no es nueva. Ello se consideró en los estudios de la Comisión del Canal en 1978 y en 1982. En 1979 se aprobó la profundización del cauce de navegación del lago Gatún en 3 pies para reducir el nivel del fondo del cauce de 40 pies a 37 pies (PLD) de elevación, esfuerzo que concluyó en 1985 y que permitió enfrentar, sin restricciones de calado, al fenómeno de El Niño (1987-88 y 1994-95).
Esta acción permitió bajar el nivel mínimo de operación del lago a 81.5 pies PLD, lo que aumentó su rango para almacenar agua a 6 pies.
El Niño de 1997-98 afectó al Canal por falta de agua; el lago Gatún bajó a niveles récord, y se restringió el calado por varios meses. Esto motivó nuevos estudios orientados a asegurar la disposición de agua. Los estudios de la ACP concluyeron lo mismo que los anteriores y se recomendó la profundización del cauce del lago a 34 pies PLD para garantizar la confiabilidad del calado y enfrentar la demanda de la población metropolitana y el Canal.
Con la profundización del cauce de navegación de 37 pies a 34 pies PLD, se podrá bajar el nivel mínimo del lago a 78.5 pies. Esto permite una profundidad de navegación del cauce de 44.5 pies y un espacio mínimo bajo el casco del barco de 2 pies en el norte de la esclusa de Pedro Miguel y el sur de Gatún, como se ha hecho durante los 90 años de operación al sur de Pedro Miguel. Esto permitirá aumentar la operación útil para almacenar agua en casi 9 pies. Como resultado, el volumen de almacenaje del agua del lago incrementará en 45%, lo que garantizará la confiabilidad hídrica por muchos años para suplir tanto las necesidades del Canal como los requisitos de agua potable de las ciudades de Panamá y Colón.
Son, en suma, hechos históricos puntuales, visibles y fácilmente comprobables. Eso sí, mediante una evaluación seria y responsable a las realidades del Canal.
