El Estado laico

Néstor Jaén S.J.El tema lo han levantado recientemente, aunque no demasiado, ciertas circunstancias de nuestro entorno y sobre él quiero aportar mi pequeño grano de arena.

A lo largo de la historia se han dado muy diversos modelos de relación entre las religiones y los Estados. Teocracias o fusión de los poderes civil y religioso, como ocurrió en los tiempos bíblicos. Gobiernos que han dominado a las Iglesias e Iglesias que dominaron a los Gobiernos. También han existido y existen aquellas autoridades civiles que coartan las libertades religiosas, y a su vez Iglesias que pretenden imponer sus criterios a quienes gobiernan. Pero hoy, afortunadamente, una parte notable de los Estados del mundo son laicos, es decir sin ninguna Iglesia oficial. Son Estados no confesionales.

El Estado laico proclama la separación e independencia de los poderes civil y religioso. A veces entre ambos hay mucho entendimiento y colaboración –que es sin duda lo mejor– y a veces confrontaciones, según las coyunturas.

Por otra parte en la actualidad hay un creciente y aceptado pluralismo religioso en las naciones, aunque también se dan fundamentalismos cerrados e intolerantes. A mi juicio, esto último no tiene sentido en una sociedad moderna. Sí, en cambio, lo repito, un Estado laico libre y respetuoso.

Dicho lo anterior, pienso, sin embargo, que ciertas manifestaciones religiosas en algunos eventos gubernamentales no se oponen a la laicidad estatal. Por ejemplo, el juramento de cumplir la Constitución y las leyes que hacen las principales autoridades de muchas repúblicas sobre la Biblia u otro libro sagrado (lo cual debe ser libre y no impuesto) o el hecho de que en ciertos momentos un Presidente u otro alto funcionario invite a un ministro de su iglesia o religión a hacer una invocación.

Estoy seguro de que dentro de pocos meses, el día de la toma de posesión del nuevo gobierno de Estados Unidos, si gana John Kerry invitará a un líder religioso católico a hacer la invocación, y si gana George W. Bush, a uno metodista. La coherencia o no con los juramentos e invocaciones es harina de otro costal, al igual que en el resto del mundo. Pero lo que sí es cierto es que el pueblo estadounidense, en su conjunto, no ve en la invocación hecha por una Iglesia determinada algún irrespeto hacia las otras, porque no lo es, ni siente que por ello un gobierno se convierta en confesional. El derecho a pedir la protección de Dios, también en público, así como no se debe imponer, tampoco se debe prohibir, aunque también serían positivas invocaciones ecuménicas e interreligiosas.

Lo que para mí, en el contexto del laicismo, sí ha constituido un irrespeto a la verdad histórica y a la justicia, es lo ocurrido con la primera Constitución de la Unión Europea actualmente en marcha. En ella no se ha reconocido ni un solo aporte cristiano (otros aportes sí) a la historia de esa parte del mundo. Ni siquiera se ha permitido mencionar la palabra cristianismo. Por ello, intelectuales no solo religiosos sino agnósticos y ateos han protestado enérgicamente por este tipo de “inquisición laicista”.

Pero, ¿qué vamos a hacer? Cierta mayoría política votó así sobre el tema y en este momento el cristianismo ha sido “eliminado” de la Constitución. Sin embargo, las cosas pueden cambiar en el futuro.

Y ahora voy a terminar con el punto más espinoso en las relaciones Iglesias-Estados. Se trata de la libertad de expresión de las fuerzas vivas de un país, incluidas las religiones, en torno a problemas morales como la guerra, el terrorismo, el aborto, la eutanasia, el matrimonio entre personas de un mismo sexo, y otros. En todo esto, aunque las proporciones varían según los temas, hay no pocas divisiones, tanto entre los propios grupos religiosos como en los civiles. Por eso, el debate con respeto y empatía (meterse en los zapatos del otro) debe darse. Y si, por ejemplo, los homosexuales, al expresar sus ideas, no imponen nada a los gobiernos, tampoco las iglesias al exponer las suyas. Se dirá tal vez que la desigualdad de las fuerzas es muy grande. Cierto, pero no siempre en la misma dirección. Depende en gran parte de los países y sus dirigentes. Lo importante es que todo el mundo se meta seriamente en los zapatos de quien piensa de un modo diferente (en nuestro ejemplo, las Iglesias en los zapatos de los homosexuales y estos en los zapatos de las Iglesias). Esto no significa renunciar a las propias convicciones, sino abrir los oídos a otros puntos de vista. Así, siento que las cosas mejorarán. Hagamos la prueba; es algo muy difícil, pero no imposible.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Gobierno contrata a multinacional estadounidense para diseñar el quinto puente sobre el Canal. Leer más
  • Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá: así será el Intercambiador del Este en Albrook. Leer más
  • Denuncia ante el Ministerio Público frena contrato millonario de piscinas que firmó la Alcaldía de Panamá. Leer más
  • Días feriados y fiestas nacionales en Panamá 2026: Calendario detallado. Leer más
  • Grupo Cibest acuerda vender Banistmo en Panamá a Inversiones Cuscatlán. Leer más
  • Trasladan a la directora del Cefere por el caso de La Parce. Leer más
  • Alcaldía de San Miguelito desiste de prórroga y mantiene la licitación de basura para el 19 de diciembre. Leer más