¿Cuenca hidrográfica o cuenca hidrológica? Comúnmente, se suele usar un término u otro cuando se habla de espacios hídricos; no obstante, de acuerdo con Ordoñez 2011, la primera se refiere al contorno o límite que drena agua en un punto en común; mientras que una cuenca hidrológica suele interpretarse como una unidad para la gestión que se realiza dentro de una cuenca hidrográfica. En cambio para Panamá, el significado del término “cuenca hidrográfica” es definida, según la Ley 44 del 5 de agosto de 2002, como un “área con características físicas, biológicas y geográficas debidamente delimitadas, donde interactúa el ser humano, en la cual el agua superficial y subterránea fluyen a una red natural mediante uno a varios causes de caudal continuo o intermitente, que confluyen a su vez en un curso mayor que desemboca en un río principal, en un depósito natural o artificial de agua, en un pantano o directamente en el mar”. No obstante, sea cual sea la fuente de definición que se utilice, una cuenca hidrográfica es de suma importancia y todos los seres humanos estamos íntimamente ligados a esta.
La importancia de una cuenca hidrográfica recae principalmente por ser el escenario de interacción y desarrollo de la vida de diversas especies, flora y fauna, y en segundo plano, el medio donde el ser humano se desenvuelve como ser social. Panamá no es la excepción, gracias a su posición geográfica y características geomorfológicas, está condicionada con cuencas de variados ecosistemas, las cuales, desafortunadamente, no escapan a la inexorable degradación. La problemática es la perdida biofísica como respuesta a la insostenibilidad socioambiental.
La contaminación causada por los humanos es la mayor amenaza para las cuencas hidrográficas, ya sea ésta a partir de fuentes puntuales provenientes de plantas industriales, fábricas u otra instalación; o fuentes no puntuales de contaminación, las que realmente preocupan, ya que involucran todo lo que puede arrastrar o diluir el agua. Dentro de una cuenca hidrográfica el impacto negativo no solo afecta el recurso hídrico, sino todo lo que ahí dentro converge: como la continua deforestación, erosión de los suelos, contaminación del agua superficial ya sea por sedimentos, agroquímicos, fertilizantes y posterior a eso, polución de las aguas subterráneas y perdida de la fauna.
Las perspectivas y medidas deben estar dirigidas al uso sostenible y conservación del entorno biofísico en base a los cambios en las dinámicas sociales, políticas, económicas y culturales. La correcta gestión de una cuenca hidrográfica debe estar enfocada en mantener el balance interno, no a la sobrexplotación de los recursos naturales y no a la degradación de estos, asegurar el derecho al agua a las poblaciones (en cantidad y calidad), pero para lograr esto o encaminar estas acciones, cada persona integrante de una comunidad debe tomar conciencia de sus propios actos y medir la huella de contaminación que deja su transitar.
Actualmente, el Estado panameño trabaja en la sostenibilidad de las cuencas hidrográficas, esto a través del ya presentado Plan Nacional de Seguridad Hídrica 2015-2050, y la actualización de la Ley de Recursos Hídricos, en coordinación con el Ministerio de Ambiente. Sin embargo, esta coordinación no solo involucra al Estado, en dos de sus grandes gestoras en tomas de decisiones que involucran los recursos de las cuencas hidrográficas, como lo son la Secretaría de Energía de Panamá y la Autoridad de Servicios Públicos (ASEP), sino que también conlleva considerar los niveles de coordinación del sector privado, la sociedad civil, los gobiernos provinciales, los pueblos indígenas y la nación en general.
No importa qué tan grande o chica sea una cuenca hidrográfica, la vida de esta depende de la acción de cada persona, sea tan grande como la cuenca del Río Nilo, con una superficie de 3 millones 254 mil 555 kilómetros cuadrados, aproximadamente el 10% de la superficie de África. O gigantesca, como la cuenca del Río Amazonas, con una cobertura geográfica de 7 millones 50 mil kilómetros cuadrados, cubriendo aproximadamente el 35.5% del subcontinente sudamericano; o tan pequeña, como la cuenca del Río Sansón, un pequeño afluente escondido dentro de la cuenca del Río Chucunaque. Sea cual sea su ubicación y superficie, se debe mantener una misión protectora de las 52 cuencas hidrográficas del país, en la que la prioridad de las autoridades en cooperación con los habitantes sea la de evitar el deterioro ambiental, fomentar la resiliencia de los ecosistemas e incentivar el desarrollo sostenible.
El autor es estudiante de doctorado
