[SOCIEDADES]

La ley y la trampa

Dice un proverbio que el que inventó la ley también inventó la trampa. Pareciera ser verdad. En las sociedades islámicas la sexualidad también está regida por el libro sagrado del Corán. Hacer la trampa a las órdenes de Alá puede ocasionar la muerte del tramposo.

El sexo prematrimonial está prohibido en el islam. Es adulterio y es haram (pecado). Así lo establece el Corán: “Flagelad a la fornicadora y al fornicador con 100 azotes cada uno”. Las casadas culpables de adulterio deben ser lapidadas hasta la muerte. Consecuencia de ese mandato las mujeres musulmanas deben llegar al matrimonio en condiciones de virginidad. Y ahí aparece la trampita. Tres maneras para procurar burlar esas órdenes divinas.

La primera es la cirugía conocida como la himenoplastía en la que se reconstruye el himen, la segunda se trata de un nuevo instrumento producido por los japoneses y exportado por… ¡los chinos!

La empresa que mercadea el instrumento se llama Gigimo, se anuncia en la red y es explícita en su página de cómo funciona el instrumento. Para empezar se llama “himen de la virginidad artificial” y se coloca unos minutos antes de realizar la relación sexual. Al momento de la penetración expulsará una pequeña cantidad de líquido rojo simulando la sangre que se produce al romper el himen.

Por supuesto, en Egipto, los Hermanos Musulmanes, uno de los grupos –¿políticos?– ha emitido una fatua que condena a los importadores del instrumento por expandir el vicio y animar a las hembras a mantener relaciones sexuales ilícitas al saber que pueden recuperar su virginidad.

Aparte de los Hermanos Musulmanes, se suman los imanes que cumpliendo con las órdenes de Alá, amenazan con azotes, cárceles y expulsión del país para los comerciantes que venden el himen de la virginidad artificial.

A la tercera trampita le llaman sighed. Es el matrimonio temporal y su duración puede contar tan solo horas o unos días. Dependerá de los contratos y de los resultados.

Para los occidentales que entienden que la similitud de los matrimonios temporales con la prostitución es una solución adecuada a las normas, esa es una mentira inventada por los infieles que no entienden el islam.

En Arabia Saudita no se salvan ni los perros ni los gatos. La Policía para la “Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio” prohibió el pasado año la venta de perros y gatos y también pasearlos por la capital de Arabia.

El argumento para esa decisión es que los hombres utilizan gatos y perros para flirtear con mujeres quebrantando el comportamiento apropiado en los lugares públicos. La presencia en un lugar a solas de un hombre y una mujer no emparentados es considerada delito en el reino Saudita, julwa, le llaman.

La prohibición también viene del profeta Mahoma, que ordena la no aceptación de dinero con la venta de perros y gatos y la prohibición de tener perros en la casa. Según la tradición islámica, el perro es un animal impuro. La trampita son los perros de caza que sí están permitidos. Como dicen los dominicanos, le buscamos la vuelta.


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