En los últimos meses hemos visto cómo la fibra de vidrio se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades educativas panameñas. Se estima que miles de estudiantes han sido afectados por esteproblema, pero el Ministerio de Educación no ha sido capaz de resolverlo. Sin embargo, el uso de este material en los colegios no es nuevo. La pregunta es: ¿Por qué surge este problema ahora?
La fibra de vidrio se forma cuando la arena y otros materiales se calientan hasta derretirse y después se procesan para convertirlos en vidrio. El vidrio, a su vez, se transforma en fibras de diferentes tamaños que se unen con resinas para evitar que se desprendan. Se utiliza principalmente como material aislante en tuberías, techos, cielo raso, conductos de aire acondicionado, aviones, automóviles, entre otros. Lo que se coloca en los techos de los colegios es una lana de vidrio que actúa como aislante del calor.
Los efectos a la salud por la exposición a la fibra de vidrio dependen del tamaño y el tipo de contacto con la persona. Las fibras más grandes pueden causar irritación de la piel, en los ojos y en el tracto respiratorio superior. Otros posibles efectos son: enrojecimiento de la piel y los ojos, picazón, ardor en la garganta y nariz e irritación temporal del estómago. Se sabe poco acerca de los efectos causados por las fibras más pequeñas; estas tienen la capacidad de alcanzar las partes inferiores de los pulmones aumentando la posibilidad de afectaciones a largo plazo.
Se dice que la fibra de vidrio causa cáncer por su similitud con el asbesto (que sí causa cáncer), sin embargo, no hay suficiente evidencia científica que lo corrobore. Las investigaciones con animales muestran un aumento del riesgo de cáncer en ratas de laboratorio, pero los resultados no son concluyentes para los humanos. Por estas razones, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer ha clasificado a la fibra de vidrio como un "posible" agente causante del cáncer en humanos.
Los problemas con la fibra de vidrio surgen principalmente por un mal manejo del material que permite la contaminación de las áreas. Hay métodos para la remoción segura de la lana de fibra de vidrio y estos establecen que ese debe ser un último recurso por los problemas que causan las fibras sueltas.
No sabemos a ciencia cierta cuándo se inició el problema con los colegios de Panamá, pero resulta difícil pensar que sea necesario reemplazar toda la fibra a la vez. Lo mejor sería repararla e ir reemplazándola, poco a poco, siguiendo los procedimientos de seguridad.
La forma de remoción es confinando el área de trabajo con un material plástico y ventiladores para evitar que se esparzan las fibras por todo el colegio. Evidentemente esto no se hizo correctamente y se contaminaron las aulas. Una vez finalizada la remoción, se debe evaluar la concentración de fibras a través de mediciones y análisis. Primero se toman muestras de aire y del polvo de las superficies y segundo se cuentan las fibras con un microscopio. Es imposible evaluar si existe contaminación a través de una simple inspección visual de las áreas.
La solución del problema es sencilla: exigir a las empresas contratistas que limpien las aulas siguiendo los procedimientos adecuados y que una entidad independiente (pública o privada), que cuente con el equipo necesario, certifique que las concentraciones de fibras en las aulas están dentro de los límites seguros. El Ministerio de Educación debe dejar a un lado las improvisaciones con este tema, ya que lo que está en juego es la salud de nuestros niños y jóvenes.