El hombre es un ser en constante evolución, sobre todo intelectual, pero pese a todo nadie llega a la plenitud de la sapiencia. Por la sencilla razón de que el aprendizaje, como tal, es un proceso, inacabable, el conocimiento no es propiedad privada de nadie, es una adquisición continua: colegios, institutos, universidades y la autoformación diaria.
Hoy los parámetros, para medir conocimientos, son llamados puntajes, esto es formación académica (licenciaturas, maestrías, doctorados, entre otros) y la experiencia laboral (funciones desempeñadas en determinas áreas de trabajo).
Hoy en nuestro medio, se habla del o los concursos para optar por una posición laboral, así, se han promulgado leyes que regulan la carrera judicial, administrativa, educativa y demás. Frente a esto y pecando de ingenuo y queriendo salir de mi ignorancia, pregunto: ¿De dónde surgió la llamada prelación? ¿En qué se fundamenta? ¿Cuáles son sus fundamentos pedagógicos, científicos y filosóficos? ¿Puede ser considerada la prelación una acción discriminatoria en contra de los egresados de las universidades públicas y particulares del país? ¿En dónde quedan los principios de oportunidad y de igualdad en la norma de la prelación?
Como lo que quiero es que se me ilustre sobre el tema, en nuestra Constitución Nacional, leemos "no habrá fueros o privilegios…" o "Los panameños y los extranjeros son iguales ante la ley…" (Art. 19 y 20). Así ¿Puede ser considerada la norma que creó la prelación como inconstitucional?
Como este planteamiento es sobre cosas confusas, en el diario qué hacer de este mi país se ha hablado sobre la certificación y recertificación de los médicos que aspiran a obtener su idoneidad. Hay diferentes razones, para pedir este examen final, pero igual que en la anterior exposición, pregunto ¿Cuál es la razón básica? ¿Qué tipo de examen es? Dado que para mí, ningún examen logrará medir cuánto sabe un ser humano, pero frente a eso, debemos acotar algunas consideraciones: si la razón es porque nuestros nuevos médicos carecen de la elemental formación para ejercer la profesión, entonces comencemos por donde tenemos que comenzar: Programas o planes formativos universitarios, evaluación de los docentes que forman a estos nuevos médicos.
Somos dados a inventar cosas que siempre cargamos a los demás, sin percatarnos de que también tenemos responsabilidad en sus éxitos o fracasos.
Vivimos la era de los que sí fueron preparados exhaustivamente y de los que no lo son. Hay un grupo de profesionales, de todas las ramas del saber, que menosprecian a los nuevos profesionales, por considerar que se preparan en menos tiempo, en el extranjero, en universidades particulares y demás razones, según mi parecer, inaceptables para cargar a los demás con pesados fardos, que muchos no estamos dispuestos cargar.
Alguien dijo que había llegado la hora de que todo el que quería idoneidades o ejercer un puesto laborable, debía hacer un examen. Lo felicito por tan genial idea, pues, estoy de acuerdo, pero si se aplica a todos por igual, así tenga 15, 30 ó 40 años de ejercicio profesional, dado que en todas las profesiones hay humanos que no les gusta actualizarse.
El razonamiento que se hace, si unos son sandalios o anacletos, no conduce a nada, pues si el primero es negligente en su formación, es digno de acusación, pero si sus escasos conocimientos le vienen por pertenecer a esa parte de la sociedad, que ha sido siempre discriminada, por razones culturales y económicas, entonces se sigue extendiendo la injusticia o si la idea surge porque el grupo de los que pensó que solo ellos –por tradición familiar– debían ser médicos o abogados, se torna delicado el asunto: el egocentrismo o el estatus social, no deben coartar el derecho que todos tienen de ser médicos, abogados, arquitectos e ingenieros.
Alguien limpio de corazón, ¿puede explicar el tema? Alguien que no esté mirando la brizna en el ojo de su prójimo, mientras en el suyo hay un tronco ¿puede explicar con lucidez meridiana el tema de la certificación?
Cada persona es responsable de su propia formación académica, pero insisto, en nuestra sociedad hay quienes desean seguir formándose, sin embargo, no pueden por carecer del recurso material para lograrlo, esto los pone en desventaja frente a aquel que sí tiene el recurso, por ello sugiero que el Estado –todos los gobiernos– debe preocuparse más por establecer seminarios, congresos, cursos, entre otros, gratuitos y obligatorios para todo profesional.
De repente esto funciona mejor que seguir haciendo ejercicios, que sigo diciendo no prueban nada.
