UNA CAUSA COMÚN.

El medio ambiente y el capitalismo

La comunidad ambiental ha crecido, tiene cada día más fuerza, ha hecho una labor encomiable de concientización dentro de la población… pero el medio ambiente continúa deteriorándose y hay otras realidades igualmente preocupantes: la creciente inequidad y el deterioro de la gobernabilidad democrática. Pareciera ser que se ganan batallas, algunas críticas, pero se va perdiendo la guerra.

James Gustave Speth ha escrito un interesante libro sobre el tema titulado The Bridge at the end of the World (El Puente al fin del mundo), que propone pasar de la crisis a la sostenibilidad.

Speth propone que hay que pasar de la predecible guerra de ambientalistas vs. capitalismo y sus arquitectos, a un cambio radical: hay que convertir a los nuevos ambientalistas en agentes de cambio del capitalismo. Indica que –aun cuando suene utópico– lo único utópico es continuar haciendo lo mismo, luchando la misma guerra que logra poco y pone al planeta a riesgo. Este cambio, alega Speth, es realmente una necesidad práctica. Esto requiere una conceptualización fresca, una nueva forma de pensar, incluso un nuevo vocabulario de lucha.

La cuestión fundamental es cómo cambiar las instrucciones operativas para el mundo económico mundial para que la actividad económica proteja y restaure al mundo natural. Con algunas excepciones, el capitalismo moderno es el sistema operativo de la economía mundial. El capitalismo, con todos sus defectos, es comprobadamente el sistema más eficaz para generar crecimiento económico. El problema es que –tal como opera hoy, el sistema capitalista produce una realidad económica y política que es altamente destructiva del medio ambiente, y el crecimiento logrado produce inequidades que ponen la gobernabilidad democrática a riesgo.

Entonces, los nuevos ambientalistas tienen que hacer causa común con los nuevos capitalistas para procurar transformar el capitalismo como hoy lo conocemos. La creatividad tiene que ir más allá de la agenda tradicional ambientalista; hay que buscar una nueva y mejor variedad de capitalismo que ayude a proteger el planeta, reversando su conducta histórica.

Los ambientalistas tenemos que convencernos que no es posible lograr nuestros propósitos ambientales y sociales sin contar con los capitalistas. Aun cuando a los ambientalistas fogueados en la guerra tradicional esta posibilidad les parezca utópica (y entiendo por qué pueden pensar así), lo único utópico es no hacer el esfuerzo pragmático. Quizás los ambientalistas debemos hacer planes más estratégicos y menos reactivos.

Un grupo que siga la guerra tradicional para mantener la necesaria presión y ganar las batallas reactivas, y otro grupo que se concentre en la estrategia para ganar la guerra al convertir al percibido enemigo, en aliado.

Tenemos que recordar que hay poco tiempo ambiental y social. En ambos temas, el mañana realmente es hoy. El cambio climático es el problema más severo que confronta el mundo hoy. Si no lo cree, prenda su televisor, ponga CNN y entérese en dónde están muriendo cientos de miles de seres humanos como usted y yo… hoy… y casi todos los días.


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