En el transcurrir del tiempo, la vida me ha enseñado que en política es mejor ser ¡cabeza de ratón que cola de león! Es decir, es mejor estar en un partido pequeño con principios ideológicos y tener la seguridad de que tu voz será escuchada en todos los estamentos del colectivo y de que no podrán coartar tu derecho a disentir, discrepar y a discordar, a diferencia de otros partidos sin ideología que no permiten la democracia interna.
Por ello, quiero señalar que tanto los partidos Unión Patriótica como el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (Molirena) deben analizar profundamente la intención de fusionarse con Cambio Democrático que, a mi juicio, no tiene una ideología política, a diferencia de los otros dos colectivos que practican la ideología liberal: libertad, justicia, democracia e igualdad, que es la antítesis del absolutismo; que se opone a cualquier forma de despotismo; que promueve los principios republicanos, siendo la corriente en la que se fundamenta la democracia representativa y la división de poderes.
Por ello, insto a los convencionales de ambos partidos a oponerse, con firmeza y sin tapujos, a esa unión que no tiene una base programática e ideológica para no dejar huérfana a la población del país de partidos políticos con ideología, principios y doctrina liberal; que es un sistema filosófico, económico y político que promueve las libertades civiles.
Es importante darle alternativas a la población panameña para elegir candidatos a los diferentes puestos de elección popular de las filas de sus colectivos, con la capacidad y principios liberales para gobernar Panamá.
Además, sería un suicidio político para aquellos que aspiran a una candidatura presidencial y que hoy han salido a defender con firmeza y entereza su postura, y a oponerse a ciertas medidas impositivas e inconsultas de la alianza de gobierno.
También sería una chambonada política por parte de los convencionales entregar sus partidos en bandeja de plata a otro que, por presión y prebendas, está atrayendo políticos sin ética, tránsfugas, apóstatas y manzanas podridas, depurando a los otros partidos de aquellos miembros que carecen de principios y lealtad.
No obstante, sería conveniente analizar la inversión económica que conllevaría la logística de inscribir un nuevo partido, además de llenar la cuota exigida por la ley electoral que rebasa los 60 mil adherentes.
Por consiguiente, no pierdan la coyuntura de analizar una fusión entre ambos partidos, Molirena y Unión Patriótica; crear una fuerza liberal con miras a conquistar el poder y lograr los cambios profundos que necesita nuestro país y “tener un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo” (Abraham Lincoln).
También lograr, a través de fondos privados o fundaciones liberales europeas, buscar los mecanismos necesarios para crear una escuela con principios liberales e iniciar seminarios para que la juventud deseosa de participar en la política adquiera conocimientos sobre la ética política y la doctrina liberal.
En cuanto a la negociación que lleva adelante el Molirena con Cambio Democrático para darle un sinnúmero de convencionales al Molirena, se sabe que tan pronto se realice una nueva elección de convencionales dentro del partido Cambio Democrático, automáticamente el Molirena quedará sin representación y se habrán perdido todos los esfuerzos que hicieron los fundadores y visionarios, al reunir a un grupo de hombres conspicuos para integrar ese partido, y quedarán en la cola del león, para no decir otros más del montón.
Por consiguiente, la fusión de estos partidos coartaría las posibilidades de disentir y emitir opiniones a favor o en contra de la política del Gobierno. De aprobarse el artículo que promueve el Tribunal Electoral de la segunda vuelta, perderían la “oportunidad de oro” de ser el contrapeso para que no gane una ideología extraña en las elecciones de 2014.
Considero que los partidos Molirena y Unión Patriótica deben analizar con intensidad si es conveniente perder su identidad liberal a cambio de anexarse con el CD, o si algunos están más interesados de mantener sus prebendas y canonjías en perjuicio de la mayoría de sus miembros.
¿Qué ha sucedido con la frase combativa “a la carga liberales”? ¿Dónde quedó el coraje y la valentía de la lucha por la democracia en los dos períodos dictatoriales? Ahora están apurados a unirse a un partido que muchos señalan que no se le conoce una ideología, más bien parece un colectivo de derecha en el que no hay derecho a disentir. De aprobar esta fusión, podrían quedar como unos tordos o genuflexos de un gobierno de imposición.
