La designación de septiembre como el Mes de los Valores Universales por parte del pleno de la Asamblea Nacional, tal y como lo ha solicitado el Comité Ecuménico e Interreligioso de Panamá; consagraría plenamente la libertad de culto, tal como es reconocida en el Artículo 35 de la Constitución de la República de Panamá, y consignada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Estamos próximos a celebrar el día mundial de la religión, instituido por Naciones Unidas en 1950, precisamente para afirmar el derecho humano de la libertad de culto. Es muy significativo, también, el que este día internacional coincida con la celebración del natalicio del doctor Martin Luther King, insigne defensor de los derechos humanos.
Todas las religiones tienen una visión en común - la promoción de la paz y la justicia a través del estudio de sus libros sagrados, como La Biblia, el Bhagavad Gita, el Zend Avesta, el Corán, el Kitab-i-Aqdas, entre otros. Es por ello que el estudio comparado de estos libros sagrados nos lleva a entender que todos los profetas comunican la palabra revelada de un mismo Dios. No son rivales entre sí. Ellos enseñaron las mismas verdades espirituales y todos dieron luz al mundo, la cual se originó de una fuente común - un mismo Dios. La religión de Dios es, en realidad, una sola, y todos sus portavoces la han enseñado progresivamente en diferentes épocas de la historia de la humanidad.
Instituir septiembre como el mes de los valores universales, no sólo honra la letra del Artículo 35 de nuestra Constitución Nacional, sino que contribuiría a la promoción y protección en nuestro país del derecho a la libertad de religión o creencia; y al reconocimiento del significativo aporte de otras religiones a la educación en valores universales, de sus importantes obras humanitarias y educativas en nuestro país, y del impacto positivo de sus ricas vidas espirituales en los ciudadanos que conformamos esa hermosa diversidad de credos.
