Siendo el proyecto de ampliación del Canal uno de los temas que ocupa la agenda de los panameños, y sobre el cual tomaremos cartas el próximo 22 de octubre, he escuchado mucho de quienes promueven el proyecto y de quienes lo adversan.
Hace poco tuve la oportunidad de leer un artículo publicado en El Faro escrito por Agustín Arias, director de Ingeniería y Proyectos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) sobre las diferencias entre la Propuesta de la ACP y el estudio de la Comisión Tripartita (CAS, por sus siglas en inglés).
En el escrito, el autor señala que más que escudriñar de manera científica ambos documentos, pareciera que la intención real de algunas personas ha sido tergiversar y confundir a la población.
Cuando terminé de leer el artículo pude coincidir con su opinión, pues tratar de comparar la Propuesta de la ACP que se dio a conocer el 24 de abril pasado, con el estudio de la CAS de 1993, sería como comparar peras con manzanas.
Me llamó la atención algunos puntos que, a mi parecer, resumen las grandes diferencias entre un estudio y otro, los cuales expongo a continuación.
La CAS proponía demoler el Puente de las Américas, las esclusas de Pedro Miguel y parcialmente las esclusas de Miraflores. Imagínense quedarnos sin la primera vía que une la ciudad con el interior del país y aguantar las operaciones del Canal mientras se construyera uno completamente nuevo. La propuesta de la ACP mantiene en uso todas estas infraestructuras.
La CAS proponía un sistema de bombeo y reciclaje con embalses (que significaría desplazamientos e inundaciones de Arraiján y parte de La Chorrera, ¡cuánta gente se afectaría!). La ACP propone tinas de reutilización de agua sin embalses.
La propuesta de CAS estaba diseñada específicamente para servir a los buques graneleros que en aquel tiempo eran los principales clientes del Canal. Estos barcos tienen más calado y, por lo tanto, se requerían trabajos de dragado y excavaciones mayores y por un costo también mayor. La propuesta de la ACP sirve a un mercado diversificado, especialmente en el segmento de buques portacontenedores que son la forma más utilizada para movilizar mercancía y que tienen también menor calado, por lo tanto, menor costo en estos trabajos.
La CAS proponía un proyecto de ampliación por un costo entre $5.4 y $42 mil millones. La ACP propone un tercer juego de esclusas por $5 mil 250 millones.
En conclusión, el estudio de la Comisión Tripartita fue en su momento el punto de partida a lo que hoy enfrentamos: La necesidad de darle continuidad a un Canal que acaba de cumplir 92 años y que ha tenido que ir ajustándose a los tiempos.
Como dueños del Canal, la decisión que tomaremos en el referendo es soberana y nadie va a imponernos qué hacer.
Seamos, pues, responsables en nuestro voto. Si fuimos capaces de demostrar al mundo que podemos administrar nuestro recurso, no demostremos ahora que tenemos la vista corta para entender que el Canal tiene que crecer, no solo porque sirve al comercio marítimo, sino porque nos sirve a nosotros mismos.
Recordemos que la historia nos juzgará.
