Nadia intentaba comprender qué decían esas primeras planas. Eran muy difíciles esas palabras y no las había visto antes. Por eso le pidió ayuda a su papá, quien le explicó que los diarios anunciaban que Justine Pasek era la nueva Miss Universo.
Tras esta explicación, la pequeña le dijo a su progenitor que Justine estaba muy bella y que cuando ella creciera sería también una reina, y le pidió que le comprara los periódicos para conocer algo más.
Como Nadia, una gran cantidad de panameños recibieron con alegría y asombro la noticia de la designación de Justine Pasek como la mujer más bella del mundo.
En la calle se escuchaba toda clase de comentarios y chistes por esta coronación. Casi la mayoría aseguraba que la rusa era una tonta por haber renunciado a la corona, pero a la vez decían que mal para ella y bien para la compatriota.
Justine Pasek Patiño ya no solo ocupa los titulares de los medios de comunicación en Panamá sino en el resto del mundo. Ella es ahora una figura mundial con una agenda saturada de compromisos.
Ayer sábado, 28 de septiembre, empezó ese caminar en el mundo de la moda y la belleza al viajar a Japón para iniciar su papel como imagen de las perlas Mikimoto.
Esos contratos no asustan a la actual Miss Universo, quien antes de convertirse en Señorita Panamá en el 2001 era una reconocida modelo publicitaria en esta capital y en Estados Unidos. También realizó algunos trabajos en Europa.
A los 18 años de edad vivió algún tiempo sola en el extranjero, debido a sus compromisos con importantes fotógrafos, como por ejemplo el estadounidense Bruce Webber.
Fue la imagen de importantes marcas en Panamá, pero la más relevante, debido a su difusión y el tiempo que estuvo vigente, fue la que hizo para los almacenes Félix B. Maduro.
Esa experiencia en la pasarela y en el mundo de los medios de comunicación le ha permitido tener un paciencia casi de santa, por lo que contribuye a crear un buen ambiente de trabajo.
Antes de entregar la corona de Señorita Panamá, el pasado 5 de septiembre, ya estaba un poco más en casa, ubicada en el barrio de Las Sabanas, Pueblo Nuevo, donde vive junto a su padre Stanislaw Pasek, un funcionario del departamento de Sistemas de la Autoridad del Canal de Panamá.
El orgulloso padre espera felicitar a su hija cuando regrese en el mes de octubre para cumplir con algunos compromisos previamente pactados.
A su mamá Elizabeth Patiño de Pasek no la podrá ver en los próximos meses, ya que se encuentra junto a sus otros dos hermanos menores en Nueva Zelanda, donde se trasladaron por los futuros compromisos laborales del papá.
