La migración está aumentando a nivel global, pero además muy acentuadamente a nivel latinoamericano, tanto entre países como internamente, esta última caracterizada por los movimientos de población de las comunidades rurales hacia las ciudades.
Aunque la atención de los medios se centra mayormente en la migración internacional, con frecuencia la migración interna de nuestros países, debido a diversas condiciones relacionadas a la falta de desarrollo de las áreas más alejadas de los centros de población, es mayor por amplio margen.
Este tipo de migraciones de áreas rurales a áreas más pobladas, usualmente es debido a causas como pobreza o falta de oportunidades de desarrollo personal, como educación o empleos mejor remunerados entre otras.
Estos flujos internos de población, pueden producir consecuencias negativas en sus poblaciones de origen, algunas de ellas son, falta de mano de obra y separación del núcleo familiar, lo que produce en algunos casos el incremento del trabajo infantil.
Dado que la mayor movilidad se detecta en los jóvenes, aunado a la comprobada tendencia de baja general en la tasa de natalidad, esta situación se conforma en un factor que contribuye a incrementar aún más la baja natalidad en los entornos rurales y consecuentemente lleva a una disminución de la población, y en particular de la población joven y económicamente activa, en esas regiones.
La situación en el interior del país ha ido cambiando en años recientes, de forma que se ha impulsado positivamente la economía y a su vez ha disminuido la migración interna en alguna medida.
La cercanía del cancelado Censo Nacional de Población y Vivienda del 24 de mayo del 2020, sería una oportunidad de contar con los datos necesarios para que el Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República de Panamá, realice los análisis y presentación de resultados que sirvan de insumo para guiar la formulación de políticas públicas que mejoren las condiciones de vida de los potenciales migrantes internos, e incrementen el bienestar y progreso en sus poblaciones de origen y en la República en general.
El Panamá que queremos es uno de cara al pleno desarrollo de sus individuos, y en el que cada uno de sus ciudadanos contribuya efectivamente con lo mejor de sus capacidades en la transformación de sus familias, comunidad y país, por lo cual la mejora sistemática y oportuna en este tema es de la mayor importancia.