¿Qué factor incidió en la transformación de Finlandia, al comparar su situación en la década de 1960 con lo que hoy acontece en materia de conocimiento e innovación? Es posible que las respuestas sean múltiples, pero concentradas en el consenso de políticas de educación a todos los niveles, a través de un acceso generalizado de excelencia con igualdad de oportunidades, sin distinción de carácter económico y/o social.
Finlandia es miembro de la Unión Europea, tiene una población que 5.3 millones de habitantes en un área de 303,899 km2. Posee un modelo educativo que es de interés en el campo de la economía de la educación, por ser una de las naciones que ocupa las primeras posiciones en el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA), en el que participan cerca de 275 mil estudiantes de 56 países.
Sin sobrepasar el volumen de inversión promedio de los países desarrollados, que oscila en 6% del PIB, su modelo educativo ha sido interés de numerosas investigaciones académicas, demostrando que no incide directamente el porcentaje de inversión destinado a educación, sino el uso eficiente del gasto destinado para alcanzar los objetivos trazados en los resultados educativos. Se presta inmensa atención al desarrollo de la calidad, desde el ciclo básico hasta el ciclo superior, fortaleciendo el vínculo entre los diversos niveles educativos en el que todos los actores son responsables, y la familia tiene amplio sentido de pertenencia en los resultados académicos del alumnado.
El modelo finlandés considera la realidad del mercado laboral. Los egresados se caracterizan por sus capacidades, aptitudes y la cultura que absorben del sistema; también es reconocido por su tradición “lectora”, con la mayor cantidad de libros por persona a nivel mundial.
Los datos estadísticos reflejan positivos avances cuando se analiza el desarrollo científico y tecnológico, destacando el 74.6% de la población –entre 25 y 64 años– que posee educación secundaria o secundaria superior (bachillerato), mientras que un 33.2% tiene título universitario u otra calificación superior, siendo uno de los porcentajes más elevados al comparar con miembros de la UE.
Se le presta ejemplar atención al estudiante para su aprendizaje y bienestar, especialmente, a los que requieran mayor ayuda. El enfoque se dirige a la evolución del alumno desde edades tempranas para corregir dificultades, lo que permite alcanzar bajas tasas de deserción en la escuela obligatoria (menos de 0.5%) y de la repetición de clases que alcanza 2% (Orpana, 2011). Es notable la confianza en el rol formador y motivador del docente. La docencia es una de las profesiones de mayor demanda y requiere de un alto grado de exigencia, solo se acepta al 10% de los aplicantes. Como docente universitario estoy convencido de la importancia de invertir en investigación y desarrollo para construir una economía del conocimiento, porque la lucha contra la pobreza se combate desde las aulas escolares.
