Si algo es seguro después del nacimiento, es que algún día falleceremos. Por lo tanto, debemos tener hábitos que hagan que nuestro transitar en el mundo sea lo mejor posible. En salud, tener mejor calidad de vida y no morir prematuramente, deben ser los objetivos. Pero, ¿esto depende de cada persona? La respuesta es si.
Morir en forma prematura es morir antes del promedio de años que vive la gente del área donde cada persona vive. Por ejemplo, en Panamá, el promedio de años de vida en este momento es de 78 años, con pequeñas variables para hombres y mujeres, y entre áreas urbanas y rurales. La persona que fallece antes de esa edad se clasifica como muerte prematura.
La muerte prematura es un problema, sin duda, para los familiares del fallecido, pero también para el avance de la sociedad, ya que aparte del problema sentimental, se suma la disminución de productividad del fallecido.
En nuestro país, cerca del 80% de las causas de muerte son consecuencia de las llamadas enfermedades no transmisibles, pero si prevenibles, y en cuanto a morbilidad, el 70% se producen como consecuencia de alguna de estas enfermedades. Lo importante es conocer que estas pueden prevenirse, o en el peor de los casos, detectarse en forma temprana, lo cual permitiría tratarlas y evitar la aparición de las complicaciones, que son lo que nos lleva a mala calidad de vida o la muerte antes de tiempo.
Entre estas enfermedades están: hipertensión arterial, diabetes, obesidad y cáncer. Todas presentan una etapa asintomática, por lo que no hay que esperar tener síntomas para hacerse examinar. Además, tener una dieta adecuada y ejercicios diarios son fundamentales para retrasar su aparición.
Es nuestra responsabilidad cuidar la salud. Empecemos desde temprano a llevar un estilo de vida saludable y evitarnos problemas en la edad adulta, cuando ya solo podríamos rehabilitar las complicaciones. No es tan complicado: coma vegetales, granos y frutas todos los días, no añada sal ni azúcar a la comida y agende ejercicios al menos cinco días a la semana, y asegúrese que su familia tiene completo el esquema de vacunación.
En realidad, se ha escrito y hablado mucho de esto, pero se necesita que empieces a cambiar tu conducta. Depende de tí, de nadie más.
El autor es gastroenterólogo
