Muchos padres nos preguntamos con frecuencia si nuestros hijos no se cansan de jugar ("¿Por qué corre tanto y no tiene un momento de quietud? Solo cuando duerme lo veo tranquilo").
Pues es muy sencillo, ya que los niños y niñas por medio del juego desarrollan habilidades físicas aprendiendo a controlar las cosas para que lograr que satisfagan sus deseos. Descubren semejanzas entre objetos y tipos de materiales. Además, aprenden a convivir con otros niños. Pero lo más importante es que toman conocimiento de su propia capacidad para adquirir confianza en sus posibilidades de entrar en relación con el mundo. Por tal motivo, debemos de interferir lo menos posible en sus juegos, ya que demasiada supervisión, dirección o interrupción pueden hacerlo menos natural y, por lo tanto, menos valioso. A continuación presentaremos por qué en todas partes del mundo los niños y las niñas juegan, y trataremos de aclarar el motivo de la aparición universal de ciertos juegos como correr, perseguir, saltar, trepar, arrojar, etc.
1. Placer: a todo niño le gusta la aventura física y las experiencias emocionales que los juegos suelen proporcionar.
2. Dominio de ansiedad: sus miedos e incertidumbres, su perplejidad ante la vida se dan espontáneamente explorando en los juegos libres. Como los niños viven en un mundo lleno de restricciones, de cosas que no comprenden y que muchas veces les inspiran temor, recurren a las actividades lúdicas para conseguir así cierto control sobre algunas situaciones.
Cuando la ansiedad crece exageradamente surge la tendencia a una repetición constante del mismo juego, se observa la búsqueda exagerada de los placeres ligados al juego ("Fulano no para un segundo, hace una después de otra").
3. Expresión de agresividad: en los juegos ellos traducen en acción las rabias o resentimientos desencadenados por experiencias frustrantes, pueden pelear con las muñecas, pegarle, ponerla en penitencia y amenazarla, sin temor a censuras o represalias (ya que el ambiente lúdico es creado por ellos).
4. Obtención de experiencias: así como la personalidad del adulto se desarrolla por intermedio de sus experiencias de vida, así también la del niño se expande por medio de los juegos que inventan y de los que aprenden con los otros niños y con los adultos.
Es por ello que el padre de familia debe motivar a su hijo (a) a jugar y no mantenerlo frente a una televisión solo viendo cómicas para conveniencia del padre o madre de familia, porque allí el niño no molesta, según ellos, pero, qué lástima, ya que están limitando a su hijo a que tenga sus propias experiencias para así crecer en su vida futura.
5. Establecimiento de contratos sociales: es durante el recreo cuando el niño hace amistades (o enemistades), descubre los derechos ajenos y el límite de los propios, es cuando comienza a aprender a vivir en grupos.
6. Integración de la personalidad: tal como las formas de arte y las prácticas religiosas, los juegos tienden a la unificación de personalidad, a su integración general, en la actividad lúdica el niño establece una relación entre el funcionamiento de su cuerpo y su vida interior, entre los movimientos físicos, las ideas y sentimientos, por ello es tan importante dejarles jugar libremente.
7. Comunicación con los demás: la actividad lúdica constituye un lenguaje natural que el niño utiliza para descargar lo que en él ocurre, para revelarse ante los que le rodean.
Por tal motivo, debemos saber observar a nuestros niños y niñas cuando juegan a fin de entenderlos mejor y notar los posibles problemas del comportamiento que cada niño puede presentar.
Recuerde entonces que no se juega solo por jugar, sino que lo lúdico tiene un fin primordial en la vida de cada niño o niña y usted como padre de familia debe ayudar a su hijo para que tenga sus propias experiencias, sea una persona adulta feliz de vivir todas las experiencias que se viven al jugar. Recuerde que es una medida también para impulsar el aprendizaje, el niño a la vez que juega experimenta, explora y descubre su entorno.
