No pensaba escribir sobre el tema, porque he estado fuera del país por varias semanas y estoy por salir de nuevo dentro de unas horas. En consecuencia, no estoy al tanto de las entretelas del asunto ni de ciertas propuestas legislativas en la misma dirección. Por eso estas líneas las considero solamente como una primera reflexión. Tal vez haga otra después. Pero como en los últimos tres días se me ha preguntado una y otra vez sobre el asunto, aquí van unas primeras consideraciones de tipo más bien general que tal vez puedan servir de fondo para el caso panameño que es el que interesa más y que, como dije, tal vez aborde posteriormente.
Tal como lo he dicho en otras ocasiones, simpatizo con el estado laico en el que hay libertad de culto, se respetan todas las creencias y hay una separación pacífica entre Iglesia y Estado, lo cual no impide ciertas manifestaciones religiosas en los personajes políticos.
Ahora añado que debemos tener mucho cuidado con ciertos fundamentalismos religiosos en la sociedad, y concretamente en la política, porque ellos pueden poner en peligro la armonía social.
La palabra fundamentalismo viene del título de unos folletos que aparecieron en Estados Unidos entre 1910 y 1915 (The fundamentals) opuestos a la modernización de la teología. Para algunos fundamentalistas la Biblia no se puede equivocar ni siquiera en materias no religiosas como la geografía, las ciencias o la historia. Conservadurismo a ultranza.
Bastantes de las personas identificadas con el fundamentalismo suelen ser agresivamente proselitistas (presiones psicológicas y de otro tipo para que la gente abandone sus creencias anteriores y acepte las fundamentalistas). También muchos suelen ser intolerantes y antiecuménicos y esto trae como consecuencia el crear divisionismos en las familias y comunidades. En casos extremos, los fundamentalismos pueden llevar a los pueblos incluso a la guerra. Próximamente habrá en Panamá una reunión interreligiosa por la paz, que es todo lo contrario de las posturas fundamentalistas cerradas. Este encuentro no solamente reunirá a personas de las distintas iglesias cristianas, sino que incluirá a judíos, islámicos, budistas, bahais, hinduistas y miembros de religiones indígenas panameñas. Es una excelente actividad abierta y anti-proselitista. Para ciertas personas fundamentalistas el reunirse con miembros de religiones no cristianas, con el fin de intercambiar ideas y proyectos, es algo "diabólico" (así lo expresó alguien muy concreto en Panamá...).
¿Pero todos los evangélicos pentecostales son fundamentalistas con las características enumeradas? Ciertamente que no. He estado con algunos de sus pastores de alto nivel en Venezuela, Argentina, Cuba, Puerto Rico y Roma, y hay mucha variedad. En una de estas reuniones ecuménicas internacionales nos dijo uno de los líderes pentecostales de América Latina que entre ellos el 30% era ecuménico y el 70% no. Estos últimos, según él, llaman a los primeros papistas y comunistas. Papistas porque creen que el ecumenismo es una trampa de la Iglesia católica para atraer a todos a su seno, y comunistas porque defienden la justicia social. Ellos, en cambio, defienden la llamada "teología de la prosperidad" que asocia a Dios con el dinero.
La teoría de Calvino de que ser rico es una bendición de Dios está en el fondo de muchos pentecostales fundamentalistas que menosprecian, por ejemplo, a san Francisco de Asís, a san Martín de Porres y a la madre Teresa de Calcuta. ¿Qué dirán entonces de Jesucristo, que fue una persona pobre?
El autor es sacerdote jesuita