RECORDATORIO

El país de los engañados

Tal parece que en Panamá vivimos eternamente engañados. No pasa un día sin que alguna persona salga a prometer lo que no va a cumplir y algún otro a decir que sus sueños han sido frustrados. Pero el punto más álgido para lanzar “promesas” a la ciudadanía es durante el período electoral. Los candidatos políticos se lucen en su creatividad a la hora de ofrecer todo aquello que el pueblo panameño reclama. Y ahí van más engaños y engañados.

Y como para refrescarle la memoria a nuestro pueblo, podemos hacer una pequeña muestra de aquellas “promesas” en los temas más sensitivos que sufre el panameño de cualquier clase social: salud, educación, seguridad y justicia.

En salud, al igual que en educación, toda acción para mejorar los servicios médicos y hospitalarios se queda en las llamadas “mesas de diálogo” y en mucho papel firmado y compromisos no cumplidos. Para estas comisiones, sus esfuerzos, aportes y estudios se quedan durmiendo el sueño eterno. Mientras tanto, solo hay que ver cómo se organizan los grupos de administrativos y servidores de la salud para convocar a paros y huelgas por un mejor salario.

No debemos olvidar que todos estos funcionarios tienen sus escalafones salariales que les permiten recibir aumentos cada cierto tiempo. Si ya existe un reglamento que estipula un aumento a los salarios para estos funcionarios, ¿por qué exigen más? Como consecuencia, los asegurados y sus beneficiarios son los que tienen que soportar los retrasos, y muchas veces los malos tratos, en los servicios de salud. ¿Pagaría usted por un mal servicio de salud? En Panamá se nos obliga a hacerlo, afectando así a los miles de burlados asegurados, jubilados y pensionados que tienen que utilizar los mal prestados servicios del Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social.

Por otra parte, nuestra educación sigue dando tumbos en el mar de las inconsistencias e improvisaciones que caracterizan al Ministerio de Educación (Meduca). La tan anunciada “calidad educativa” es una quimera. Después que pase el sopor de los carnavales, es que vamos a encontrar la versión 2009 de las escuelas sin reparar, los maestros sin nombrar y las demás promesas de ajustes y mejoramientos que han venido pregonando los altos mandos del Meduca.

La comunidad educativa que sea afectada comenzará a unirse para cerrar alguna calle o declararse en huelga por no recibir la tan anhelada promesa. Así tendremos una vez más un nivel de bajo rendimiento académico galopante que se ahoga en los millones de dólares “invertidos” que nadie sabe (o no quiere) responder a ciencia cierta qué se hacen. A más analfabetismo, más pueblo subyugado a los vaivenes políticos y a creer en falsas promesas.

En cuanto a seguridad, nos basta con repasar la casi media hora de reportes de crímenes de todos los calibres con los que empiezan los noticieros televisivos locales. En los últimos tiempos, no pasa un solo día sin un hecho delictivo, llámese robo, ajusticiamiento, asalto, violación carnal o tráfico de drogas. Lo más inverosímil de todo esto es que la justicia se aplica de forma tan selectiva que muchas veces los criminales son liberados de la cárcel sin mucho problema para volver a delinquir a los pocos días. No es de extrañar que nadie quiera denunciar a los supuestos delincuentes por temor a represalias porque saben que no existe protección ante la venganza que se cierne sobre ellos. El pregón de campaña de “Más seguridad” de nuestro actual presidente cambió a “Más inseguridad”. Tal parece que solo nos queda encomendarnos a los santos por protección divina.

Por otra parte, la corrupción está haciendo estragos con nuestra justicia y los procedimientos legales. Cada vez que veo a una persona beneficiada con fallos legales sin pies ni cabeza, me sorprendo más del grado de irrespeto a la ciudadanía y la poca moral que tienen algunos servidores de la justicia panameña. Mientras tanto, ahí tenemos a los afectados por el envenenamiento masivo de medicamentos, las víctimas del transporte público, los despedidos por quiebras fraudulentas, los que reclaman prestaciones atrasadas y los jubilados que luchan por una mejor pensión, entre otros, esperando a que no se sigan burlando de ellos y que lleguen a encontrar una solución justa a sus reclamaciones. Así como ellos, existen otros grupos que han recibido promesas de toda índole pero que solo se quedan en eso, promesas.

¿Quiere más engaños? Probablemente los encontraremos si elegimos a la presidencia a una persona que no presenta nada en concreto en su plan de gobierno para solucionar los problemas antes mencionados. Pero sobre todo, veremos más engaños si no hacemos que las promesas se cumplan y no queden en papel o en discursos bonitos. Si no exigimos cumplimiento a todo aquel que tan libremente promete, seguiremos siendo el país de los engañados por mucho tiempo más.


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