PROPUESTAS

Siete pasos para mejorar la seguridad

La ola de asaltos, secuestros express, robos en malls inundan las noticias. La frecuencia con la que recibimos mails donde nos narran éste o aquel incidente de robo ha ido en aumento, al punto que estos hechos ya no ocurren en un sector de la ciudad, sino en todos y a todas horas.

La seguridad no es solamente un derecho de los ciudadanos, sino un componente estratégico de nuestro desarrollo; sin seguridad no hay turismo, inversiones ni paz, lo que trae como consecuencia un mayor territorio fértil para la inseguridad.

Así como en el pasado, los panameños nos hemos puesto de acuerdo para lograr consenso en temas de Estado, como han sido la instauración de la democracia, o la expansión del Canal; es imperativo que nos pongamos de acuerdo para combatir el crimen creciente y fortalecer la seguridad. No podemos solo criticar a cualquier gobierno de turno, podríamos seguir un plan básico de siete puntos.

1. La creación de una mesa de acuerdo sobre la seguridad nacional, en la que deben participar el Gobierno, los partidos políticos, los clubes cívicos, las ONG relacionadas con la prevención del consumo de drogas, la niñez y la salud mental, los gremios empresariales y la fuerza pública. De esta mesa de acuerdo, saldría un plan a tres años de prevención del crimen, que requeriría reportes anuales de alcance de objetivos y se escucharía la opinión de expertos que hayan logrado alcanzar objetivos similares. Como es el caso de la ciudad de Surrey en British Columbia, Canadá, donde a través de un exitoso plan, han logrado reducir este año en un 24% el robo de autos y un 18% el robo en la propiedad privada.

2. El establecimiento de un nuevo presupuesto nacional de inversión en seguridad, lo suficientemente realista para proveer a los miembros de la Fuerza Pública de una carrera profesional bien remunerada, entrenamiento técnico de primer mundo, departamentos de inteligencia de alta tecnología y facilidades acordes con un trabajo donde se producen altos niveles de estrés. No podremos combatir el crimen del siglo XXI con los recursos que asignábamos en el siglo XX. Aunque un aumento en el presupuesto no es la única respuesta, varias ciudades (en Australia y Canadá) han mostrado una correlación entre el aumento en el presupuesto y la disminución de éste.

3. Un plan maestro para el desarrollo del sistema penitenciario, que permita: la mejoría de las condiciones de las cárceles, programas recurrentes de adaptación, sociabilización del recluso, la expansión y creación de nuevos centros penitenciarios acordes con programas de recuperación de reclusos dentro de una planificación en un período de 10 años.

4. Los programas interbarriales de prevención del crimen. Hay programas probados sobre pasos que todos los ciudadanos deben tomar para no incentivar el ser víctimas de robos o asaltos. Programas como Operation Safe Home (operación casa segura) que se aplica en California, o el ABC del fraude, que dicta el Crime Prevention Association of Toronto (Asociación para la prevención del crimen de Toronto) son dos ejemplos de programas que podríamos implementar en un corto plazo. El Dr. Felton Earls, profesor de Human Behavior and Development (Desarrollo y Comportamiento Humano) en la Universidad de Harvard y quien ha realizado el más extenso estudio en criminología de los últimos 10 años, señala que se ha probado que la incidencia del crimen disminuye si la comunidad se involucra y actúa para prevenirlo.

5. La revisión y adecuación de las leyes relacionadas con la seguridad, es un tema que se viene debatiendo y en el que lamentablemente no hemos llegado a un consenso. Aquí necesitamos establecer un marco legal efectivo que permita que los procesos judiciales y la aplicación de penas y sentencias sean cónsonas con el objetivo de fortalecer la seguridad y desincentivar el crimen, no solo con el castigo del delincuente.

6. La creación de un plan de rescate de jóvenes bajo una fundación Gobierno–empresa privada, que incluiría a poblaciones en peligro o jóvenes que conforman bandas, cuyo presupuesto separado permitiría la creación de escuelas especializadas, programas de capacitación y autoestima, profesores entrenados en programas exitosos del extranjero y psicólogos.

Este plan de rescate nacional debe contar con objetivos claros y definidos del número de jóvenes que deben ser readaptados en períodos específicos de tiempo. Hasta hoy, las ONG y el Gobierno nacional vienen trabajando intensamente a través del deporte y de varios programas sociales en rescatar y reeducar muchos jóvenes; sin embargo, estas iniciativas deben formar parte de un plan integrado nacional y no esfuerzos aislados.

7. Campaña contra la idealización de la vida criminal. La producción y transmisión de una campaña permanente dirigida a desprestigiar el crimen como un vehículo de ascenso o superación entre la juventud, cuyo objetivo final sea disminuir el glamour que hoy tiene la vida criminal. Esta deberá tener una fuerte base social, con el apoyo de nuestros mejores músicos y cantantes de todos los géneros y el masivo respaldo de todos los medios de comunicación social.

Para combatir el crimen necesitamos un plan y ponernos de acuerdo.


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