¿Quién es periodista?

Para efecto del tema a tratar, cabría preguntar: ¿Quién no ha soñado alguna vez en su juventud con entrevistar, como corresponsal de radio, prensa o televisión, a los grandes de este mundo, como quien dice, tratarse de tú a tú con ellos? ¿O quién no ha pensado en darle la vuelta al planeta en jet, hoy como reportero jefe de un periódico famoso tras las huellas de un escándalo político en Panamá, mañana como corresponsal de guerra en Israel y Palestina, y pasado mañana entre secuestradores colombianos?

En verdad, éstas y otras ideas parecidas sobre la profesión de periodista poco tienen que ver con la realidad. La mayoría de los redactores pasan su jornada de trabajo frente a la pantalla del ordenador, en oficinas que suelen tener un mobiliario espartano, trabajando duro para entregar a tiempo sus textos, sonidos e imágenes. Lo mismo si trabajan para un diario o una publicación semanal, para una emisora radial o televisiva, están constantemente bajo presión de tiempo. Sin embargo, esta profesión, cuya imagen distorsionan sobre todo los clichés propagados por series de televisión y filmes, ejerce una fuerte fascinación sobre los jóvenes.

Y a pesar del estrés, la jornada de trabajo irregular, las horas extra, el trabajo de los domingos y la presión para ofrecer constantemente algo nuevo, también un porcentaje muy alto de los que ya se han decidido por el periodismo valoran altamente su profesión.

¿Cómo se explica esto? El trabajo de muchos redactores y reporteros es variado, permite enterarse de lo que hay detrás de las decisiones, y acercarse a personalidades públicas a nivel comunal, regional y nacional, tanto en la esfera política como en la económica y cultural. Los adelantos de información que proporcionan esos contactos dan cierta sensación de superioridad, y la oportunidad de hacer titulares con estas primicias informativas probablemente induzcan a algunos a suponer que hasta figuran entre los poderosos del mundo.

En la República Federal de Alemania, por ejemplo, la profesión de periodista es una de las llamadas profesiones vocacionales abiertas. Al contrario del caso de los médicos y farmacéuticos, cualquiera puede llamarse a sí mismo “periodista”. Y a juzgar por los argumentos de los juristas, debe ser así, porque según el artículo 5 de la Ley Fundamental, todo ciudadano tiene derecho a divulgar su opinión mediante la palabra hablada o escrita y la imagen, y por tanto puede dedicarse al periodismo. De ahí se ha sacado en conclusión que no hay derecho a establecer condiciones obligatorias para esta actividad, ni siquiera una determinada formación profesional.

En la práctica, sin embargo, las cosas no son exactamente así. La capacidad para comprender rápidamente los hechos, interesarse por lo nuevo y presentar problemas de una manera comprensible a un público con muy diferentes grados de preparación ya no basta para caracterizar la calificación de un periodista. Este debe, además, aprender a fondo habilidades artesanales como la indagación (adquisición de informaciones) y la redacción (elaboración de artículos), además de disponer de conocimientos concretos sobre un sinfín de asuntos. Nadie (en Alemania) le impone la manera de obtener esas habilidades y conocimientos, pero hay gran número de caminos para hacerse periodista.

Una posibilidad consiste en pasar dos años de aprendizaje en la redacción de un periódico, revista o emisora radial; otra, en estudiar en una escuela de periodismo; otra, en cursar una carrera universitaria de periodismo; una cuarta en la combinación de períodos de prácticas en redacciones y una carrera en ciencias de la comunicación, ciencias políticas, economía o sociología. Precisamente debido a que la denominación de la profesión de periodista no está garantizada ni protegida por la ley, una organización como la Asociación de Periodistas Alemanes debía poner en claro quién puede ser miembro de ella.

Fue así como se elaboró en 1996 el perfil profesional de la Asociación de Periodistas Alemanes, que en su parte preliminar describe la responsabilidad de los periodistas ante la sociedad, las bases constitucionales de su trabajo y los requisitos para ejercer la profesión.

Para la mencionada asociación, el ejercicio profesional del periodismo supone capacidades especiales y se caracteriza por atributos personales. Entre ellos se cuentan en particular: sentido de responsabilidad social y política; pensamiento lógico y analítico: capacidad de expresión lingüística; sensibilidad y creatividad; capacidad para establecer contactos y disposición para el trabajo conjunto; capacidad para enfrentar conflictos y capacidad crítica. Además, la actividad periodística supone una amplia cultura general.

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