Para continuar con la nota de arriba, Susto nos agrega que Ricardo Fábrega tenía una gran admiración y muy buenas relaciones con Gonzalo Brenes, y que expresaba su admiración por una composición sin paralelo como su Cucarachita Mandinga, y otro tanto expresaba de Alberto Galimany, quien escribió la música de La Marcha Panamá, así como un pieza folclórica de gran hermosura como el Capricho Panameño, la cual recoge una serie de tonadas en lo que se conoce como un popurrí.
Aún cuando todas las obras de Ricardo Fábrega han perdurado por años, dentro de sus canciones más populares podemos mencionar La Morenita, Santiagueña, La chiricanita, Yo tengo mi gallo pinto, Quiero amanecer, Que te parece cholito, El cangrejal, Alevántate muchacho, Díme la verdad.
Hemos escuchado que esta última pieza la compuso Ricardo Fábrega para don Enrique A. Jiménez en el año de 1960, con motivo de la campaña electoral de ese año en que mucho se comentó que el candidato presidencial del Partido Liberal Nacional sería don Enrique A. Jiménez, quien a pesar de todos los comentarios guardó un prolongado silencio sobre su nominación como candidato a la Presidencia de la República, evadiendo repetidamente a los periodistas.
Cuando en una oportunidad un grupo musical numeroso se acercó a la residencia de don Enrique Jiménez para cantarle la canción, éste, riéndose, salió al portal de su casa para señalar:
"Nunca segunda partes son buenas, yo no soy candidato a la Presidencia; pero nosotros contamos con el mejor candidato, Roberto Francisco Chiari."
Pero dentro de estas composiciones podemos mencionar individualmente a Taboga, Panamá Viejo, Bajo el palmar y Guararé
Músicos de gran jerarquía cultural dentro y fuera nuestro país, han comparado estas últimas piezas musicales de Ricardo Fábrega, con los éxitos de Ernesto Lecuona, extraordinario compositor de Cuba, con Agustín Lara de México y Rafael Hernández de Puerto Rico, quien se inmortalizó con su canción Lamento borinqueño.
Otras de sus grandes canciones, apreciadas tanto en Panamá como en el extranjero son Noche tropical, y Cuando lejos de ti.
Su esposa señalaba que su canción Taboga fue una improvisación que compuso en la misma isla de Taboga, tras una bella noche estrellada, y que se la había dedicado a ella. El mismo afirmaba que de todas sus canciones era la obra que más le agradaba, al punto de que muchas veces, al terminar de tocarla, tenía los ojos llenos de lágrimas. El distrito de Taboga distinguió a Ricardo Fábrega como "hijo predilecto" debido a esa composición musical.
En esta noche callada, que mi tormento ahoga, quiero cantarte Taboga, viendo tu luna plateada.
Taboga, tierra de las flores,eres tú mi inspiración.
Por tí sentí una pasión, que me llenó de amores.
Taboga, eres tú tan bella, que no te puedo olvidar.
Bajo tu manto de estrellas, quiero vivir y soñar.
Don Ricardo Fábrega hizo muchos himnos escolares por encargo, pero dentro de sus composiciones musicales a título de marchas o himnos, ninguno puede competir en popularidad con el Himno de Acción Comunal.
Amigo entrañable del periodista Ignacio de J. Valdés, ambos se pusieron de acuerdo para componer el himno de Acción Comunal, que de igual manera, desde la fecha en que fue conocido, se hizo tan popular, que hasta los muchachos de la escuela lo cantaban de manera espontánea.
