Miguel Guedes Frecuentemente se puede observar por las calles y avenidas de la ciudad capital a los denominados indigentes, orates y para otros piedreros o locos.
¿Pero qué hacer con ellos?
Es un problema serio y nos concierne a todos. ¿Por qué digo todos? Porque se hace un problema para el ciudadano común, para el político, para el empresario, para el estudiante y la ama de casa. Desde el ciudadano que va a comprar en los kioscos de Hacienda y Tesoro y siente que le arrebatan lo que ha comprado, hasta los dueños de los almacenes y supermercados en la Vía España; que observan cómo remueven la basura fuera del local.
Para el estudiante, que al tomar el autobús no se puede sentar en las paradas porque las bancas sirven de cama y los cartones de sábanas. Duermen en los parques, y las madres no pueden pasear con sus niños por temor de ellos. Los lotes baldíos sirven de campo de trabajo, el lugar donde todo lo recolectado es clasificado para luego venderlo, dejando allí montones de basura y creando los minipataconcitos, pobres dueños y más trabajo para los de aseo. Los edificios vacíos son objeto de saqueo. Como cuando las arrieras le caen al guandú, no dejan ni una sola hoja. ¡Acaban con todo! ¿Qué será de estos dueños?
Empañan los centros y lugares turísticos (Avenida Balboa, Vía España, Catedral, etc.) dejando una mala imagen, en los extranjeros y visitantes en el país, pero nadie o casi nadie hace nada. ¡Porque a nadie le gusta trabajar con indigentes!
Si solo el nombre es motivo de rechazo en la sociedad. Trabajar en medio de la basura, de enfermedades contagiosas y malos olores, ¡no eso no! Son muchos los que hablan y critican, toman fotos de esto y lo otro y enfocan el problema pero hasta allí.
La Alcaldía de Panamá, a pesar de todo, cuenta con el programa Alcaldía-REMAR y Puertas Abiertas, dándole una opción a estas personas tratando de rehabilitarlas para incorporarlas nuevemente a la sociedad, siendo la meta esperada por la Alcaldía de Panamá.
Hacemos un llamado a la ciudadanía organizada y a los ciudadanos en general, para que se sumen al esfuerzo y coadyuven al desarrollo exitoso de esta y otras iniciativas que, como la del Municipio de Panamá, se atreve a hacerle frente a este problema que es de envergadura nacional.
Yo no estoy conforme con los resultados, pero estoy convencido de que otros serían los resultados si el Gobierno Nacional, la empresa privada y todos los grupos organizados tomaran como yo, este problema.
Las críticas ahora solo las tiene la Alcaldía porque no ha sido solucionado completamente, pero creo que esto es un poco injusto, porque el único que se ha atrevido a enfrentar este problema es el Alcalde. Creo que las críticas debemos dirigirlas hacia nosotros mismos como sociedad. El problema es de todos. No solo el derecho a criticar, sino también el deber de solucionar.