Hemos escuchado alguna vez la frase “hay que comenzar ya”. Es razonable en principio que dejemos para después las tareas que menos nos gustan y nos dediquemos a aquellas que tienen más fácil solución a corto o mediano plazo.
Muchas veces nos preocupamos por problemas cotidianos que no valen la pena, que solo nos dan un dolor de cabeza y que si no los afrontamos no pasa nada. Pero si dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy, tarde o tempano se nos puede complicar.
Las tareas que deseamos evitar en principio nos libran del estrés, pero con el tiempo aumenta la tensión y disminuye nuestra eficiencia. La sensación de culpa que genera impide que disfrutemos de otras actividades y terminamos sintiéndonos mal.
Dejar temas prioritarios para después es malo para todos, no es bueno para nuestra salud, pero aún más importante, es malo para los que nos rodean. Por esa razón primordial no dejemos para mañana lo que debemos solucionar hoy. Si analizamos el contenido de la frase podemos aplicarla al cotidiano vivir, es decir a la salud, economía, política, entre otras tantas acciones en nuestras vidas.
Respecto a la salud, hay una frase muy citada de Benjamín Franklin: “una onza de prevención vale como una libra de curación”. Tenemos en nuestro país estadísticas de enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares (insuficiencia cardíaca o infarto cerebral), neurodegenerativas (Alzheimer, demencia senil), pulmonares (bronquitis crónica, enfisema) y metabólicas (diabetes, obesidad).
Tenemos que comenzar a educar a la población sobre prevenir las enfermedades, invertir en educación y cambiar los hábitos con el propósito de prevenir y no curar; esto reduce drásticamente los gastos del Estado en curación. Entonces definitivamente tendríamos cuerpo y mente sanos, capaces de producir mucho más que el promedio actual en nuestros países del área.
Si lo vemos en el campo de la educación, de su desarrollo depende en gran medida el progreso de la humanidad. Hoy estamos más convencidos de que la educación constituye una de las armas más poderosas a nuestra disposición para el crecimiento de un país en todos los aspectos. El principal peligro en un mundo marcado por la globalización, es que se abra un abismo entre una minoría capaz de moverse y una mayoría impotente para influir en el destino colectivo.
“La economía es fundamental en la vida de todos los seres humanos ya que se encuentra presente día con día, ayuda a las personas a satisfacer sus necesidades y administrar de forma correcta los bienes que poseen, es necesaria para el desarrollo de los países y es fundamental para que todos tengamos”.
Una sociedad no podría desarrollarse al no poder gestionar sus recursos, y es porque la economía nos ayuda a tomar decisiones de cómo administrarlos. Si no usamos la metodología apropiada, entonces se crean las graves problemáticas de la sociedad, la falta de producción o escasez. Ese desarrollo sostenible nos ayuda a satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro.
Dentro de esa producción está la autosuficiencia. Necesitamos invertir, pero con la velocidad que vamos en la agricultura, esta nueva epidemia va a crear escasez de comida en los mercados y es obligante hacer algo ya. Contamos con el clima y las tierras; nos falta la tecnología, la voluntad y fortaleza para hacerlo.
Vayamos ahora a la parte más compleja de este crucigrama. El lema de nuestros gobiernos ha sido estar muy atrasado, burócrata y no darle continuidad a las verdaderas prioridades: educación, salud y agro. La falta de inversión adecuada y temprana para prevenir resultados negativos dentro de los aspectos básicos de nuestra existencia: salud, educación, alimentación, trabajo, falta de producción y, sobre todas las cosas, una continuidad de proyectos de un gobierno a otro, ya que los campos, sobre todo en educación, son generacionales, es decir, tienes que comenzar por primer grado.
Tenemos que aprovechar esta crisis para entender una vez por todas que las cosas hay que resolverlas en la medida que se presentan, dejar a un lado la burocracia y utilizar el ejemplo que nos dan países del primer mundo, sobre todo de Europa y Asia, de la importancia que es manejar proyecciones y soluciones a largo plazo, ya que es la única forma de que todos podamos tener una mejor calidad de vida y acabar con las grandes diferencia que tenemos hoy día en las clases sociales y económicas
“Los principales valores que se proponen para una sociedad democrática son: igualdad, libertad, justicia y solidaridad... El aspecto social de la democracia se refiere al modo de vivir y convivir en la sociedad”.
El autor es presidente de Relojín