Puestas las realidades nacionales y entendidas sus debilidades, toca analizar la forma en que los actores de la vida nacional pueden acceder a realizar un trabajo político.
A la postre y según las leyes electorales de la República de Panamá, se puede aspirar al ejercicio de la vida pública electoral, llámese puestos de elección popular, por dos vías: la independiente o la partidista.
La independiente se nutre a través del esfuerzo propio de allegados y simpatizantes. El resultado o éxito no depende de competencias ni rivalidades internas dentro de los partidos.
La partidista se nutre de pesos y contrapesos regidos por leyes internas llamadas estatutos, validadas por el Tribunal Electoral (TE), las cuales rigen la vida propia de los partidos, a través de las cuales se dictan sus normativas electorales internas.
Siendo que más allá del esperanzador éxito de algunos jóvenes candidatos que obtuvieron curules en la Asamblea Nacional a través de candidaturas independientes, en general el éxito fue muy reducido, lo cual se debe a factores tanto exógenos como endógenos. Exógenos, ya que al no contar los independientes con los aportes financieros del TE ni con la ley que los apoye, ven reducida su capacidad de movilidad, y endógenos, ya que al carecer de cuadros a nivel nacional que los sustenten para movilizar a sus votantes, así como para proteger en las urnas su caudal electoral, el éxito del esfuerzo realizado se diluye, disminuyéndose el mismo, dando muchas veces resultados no acordes con inclusive la intención del electorado.
Reconocido que el otro camino es a través del ejercicio de la vida política a través de los partidos , es menester comprender el devenir de estos ante la vida nacional, incluyendo la participación de los actores dentro de la vida interna, no sin dejar escapar sus pugnas, así como ideología, principios e intereses, los cuales dentro del rejuego político definen el derrotero que a la postre terminará dibujando ante la faz nacional lo que estos actores representan ante sí mismos y ante la población que los eligió y muchas otras que ni siquiera los eligió, como es el caso de los residuos electorales.
Debemos seguir trabajando en un esquema cuyo entendimiento busque transmitir al electorado el significado de la democracia, incluyendo el derecho de las minorías, hecho tan importante para la democracia representativa que es la que buscamos que impere en toda la República de Panamá.
El autor es empresario y miembro fundador del Molirena


