A nivel mundial, el cáncer cérvicouterino (CaCU) es el segundo cáncer más común diagnosticado en mujeres de 15-44 años. Este cáncer se origina en el cuello uterino, que se ubica en la parte más baja de la matriz. Si este cáncer es detectado en una etapa temprana, la tasa de supervivencia es aproximadamente del 90%. Sin embargo, cuando se detecta en una etapa más avanzada, desciende a cerca del 45%.
Cada año, unas 300,000 mujeres fallecen víctimas del CaCU. En Panamá, datos del Ministerio de Salud indican que en el año 2017 cada 2.5 días falleció una mujer por esta causa.
Toda mujer que haya tenido relaciones sexuales alguna vez tiene una probabilidad de desarrollar el CaCU. En efecto, el 99% de los CaCU es ocasionado por el virus de Papiloma humano (VPH), el cual se transmite sexualmente.
Hay más de 100 tipos diferentes del VPH, y 14 de ellos han sido asociados con el desarrollo del CaCU. Esto no significa por necesidad que una infección por VPH dará lugar al desarrollo del CaCU, pues la mayoría de las infecciones por VPH desaparecen por sí solas. Sin embargo, en algunos casos, el virus persiste por años y deriva en una transformación de las células normales a células cancerosas en el cérvix.
La vacuna contra el VPH es una manera efectiva de prevenir el CaCU. En Panamá, la vacuna contra dos tipos de VPH que han sido asociados al CaCU han sido ofrecidas gratuitamente a niñas (desde 2008) y niños (desde 2016), ambos a partir de los 10 años de edad.
Pese a la amplia cobertura de la vacuna en Panamá, aún hay muchas mujeres en riesgo de desarrollar el CaCU. Unas – mayores de 22 años -, porque no han sido vacunadas; otras, porque tienen una infección causada por un tipo de VPH que no es cubierto por la vacuna.
Por lo tanto, para prevenir el VPH, se requiere el uso consistente del condón masculino en relaciones heterosexuales y barreras de látex durante las relaciones entre mujeres. Para prevenir el CaCU, todas debemos acudir regularmente al médico para realizar el examen de Papanicolau. En el mes de febrero se reconoce la importancia de la prevención y de la detección temprana del CaCU. La esperanza está en nuestras manos.
La autora es investigadora en el Instituto Conmemorativo Gorgas y miembro de Ciencia en Panamá.
