Alguna vez, con intención burlona, alguien llamó a Ricaurte Soler "profeta del pasado". Él respondió que estaba orgulloso de serlo.
Considerado el más grande teórico de la nacionalidad panameña del siglo XX, así como lo fue don Justo Arosemena en el siglo XIX, Ricaurte Soler tiene poco más de 13 años de muerto. El 31 de diciembre de 1999, no pudo ver la realización del anhelo por el que luchó toda su vida: la liquidación del enclave colonial de la antigua Zona del Canal. Tampoco pudo conocer los trascendentales cambios que en la geografía política del mundo latinoamericano se dan desde hace pocos años con los triunfos de candidatos de centro izquierda y de izquierda tan publicitados. De todos ellos, ninguno lo hubiera entusiasmado tanto como el del militar Hugo Chávez Frías en Venezuela, con su revolución bolivariana socialista.
Y es que Soler, desde sus escritos, revivía el anhelo de Augusto César Sandino, quien en 1929 propone un "Plan de realización del supremo sueño de Bolívar", con la creación de la "nacionalidad latinoamericana". En su obra Cuatro Ensayos de Historia. Sobre Panamá y Nuestra América, Soler hace un esbozo del bolivarismo como el alma y el corazón del latinoamericanismo. En una parte señala que José Martí dice que "el legado de Bolívar aún tiene que hacer en América".
Sandino, Martí y en el suyo propio, Ricaurte Soler invoca sus nombres para izar la bandera del latinoamericanismo bolivariano versus el panamericanismo monroísta. Y en su libro La Nación Hispano Americana, profetiza el pasado.
La fractura histórica que surge de la expansión imperialista hace, hoy, de la democracia liberal, un instrumento teórico ineficaz e inactual. Pero no así de la renovación del bolivarismo planteado por el liberalismo esclarecido del siglo XIX. Esa renovación ahora es sólo posible mediante la independencia económica que surja de la socialización de los medios de producción y cambio. Es la tarea del momento.
Es lo que está haciendo el presidente Hugo Chávez Frías. Es la profecía de Soler. Sea.
