Desde hace cuatro meses se empezó a fraguar el secuestro de los hermanos Alejandra Nicole y David Garrido Sagel. El primer paso fue contactar a Raúl Clarence Dominette, conductor y guardián de confianza de los adolescentes. El cabecilla de este plan era Eugenio Jackson McKleen, un técnico en computadoras que se hace llamar "el experto de los expertos".
Todo se inició una mañana, a principios de mayo, cuando Raúl Clarence estaba en un taller de mecánica en Río Abajo y se encontró con un conocido, Pedro Juan Jaramillo Abrego. Ambos habían compartido, años antes, una celda en La Joya, cumpliendo sentencias por delitos diferentes.
Luego de saludarse de manera efusiva, Clarence le dijo a su ex compañero de celda que estaba trabajando para una persona pudiente como conductor de confianza de sus hijos, pero que su situación económica no estaba muy bien. Jaramillo de inmediato le hizo una propuesta: ¿por qué no inventamos algo para salir de esta pobreza de una vez por todas? Clarence, después de pensarlo un rato, le dijo: "quédate quieto, no quiero más problemas", y se despidieron.
La cosa no quedó allí. Jaramillo llamó a otro conocido que había llegado de Estados Unidos y con quien había hecho algunos "negocios": Eugenio Jackson McKleen.
Jaramillo le contó a Jackson sobre su conversación con Clarence y de inmediato ambos iniciaron los trámites para "reclutar" al conductor indeciso. Jackson y Jaramillo volvieron a abordar a Clarence unos días después, para reiterarle su propuesta de secuestrar a los menores, pero la contestación de Clarence volvía a ser negativa.
En una ocasión, incluso, sorprendieron a Clarence cuando este se encontraba en los estacionamientos del colegio Internacional Panamá Sek de Cerro Viento, esperando a los hermanitos Garrido. Jackson le dijo, sube a los "pela'os" a mi carro y asunto arreglado, pero el chofer todavía estaba indeciso.

