Por la recuperación visual del entorno urbano

Alvaro González ClareLos derechos de vía de la red vial nacional son bienes del Estado sobre los que no podrá alegarse derecho alguno, ya que por su naturaleza jurídica son inalienables, imprescriptibles e inembargables, por lo que su ocupación debe ser prohibida, excepto con la debida autorización de las instituciones del Estado que por ley puedan otorgar permisos temporales de ocupación de los derechos de vía, solo cuando en dicho permiso medie un verdadero interés público. Sustentado en este principio jurídico es que pretendo referirme al caso de la ocupación y abuso del espacio público, y del que por incidencia directa e indirecta tiene la propiedad privada sobre el espacio público. Para limitar el contenido de este artículo lo haré de la ciudad capital.

El espacio público contenido dentro del derecho de vía, que incluye las avenidas, calles, aceras, antejardines y jardines en la ciudad de Panamá pertenece al uso privado. Para confirmar esta aseveración, solo basta reconocer que el espacio contenido dentro del derecho de vía está ocupado, casi en su totalidad, por toda clase de accesorios, mobiliario y facilidades para el uso privado, tales como tinaqueros, letreros, vallas publicitarias, bancas, estacionamientos, puertas cocheras, transformadores, casetillas de seguridad, entre otros adefesios. Lo que resta en el derecho de vía se le delega mezquinamente a la ocupación de usos públicos como paradas de buses, letreros viales y nomenclatura (que es casi inexistente) y algunos menguados jardines.

Pero lo que más indigna, por el derecho que tenemos los ciudadanos de ocupar y gozar del espacio público, es sin duda el desprecio de la publicidad exterior por el entorno urbano. La ciudad de Panamá es un verdadero muladar visual, totalmente contaminado por una diversidad de letreros, vallas, cercas, telones, rótulos, anuncios, señales etc., ubicados en cuanto lugar y espacio pueda tener acceso la publicidad comercial, con la total anuencia e indiferencia de las autoridades competentes, especialmente de los municipios de Panamá y San Miguelito. Para colmo de males, ahora ha comenzado a plagar esta enfermedad urbana en las áreas revertidas.

Las empresas publicitarias que se dedican al negocio de rótulos y vallas en la vía pública han hecho gala de su ingenio para lograr ocupar visualmente la ciudad entera, utilizando primero los medios tradicionales de rótulos y letreros para identificar comercialmente cuanto negocio y promoción les viene en gana. Luego idearon los rótulos unipolares, monstruosas estructuras que invaden el espacio visual a varios pisos de altura. Inventaron la publicidad vial, insertando rótulos comerciales en las vallas de carretera con señalización vial. Ahora, como la última novedad, han creado la publicidad en las cercas de las construcciones, inundando la ciudad con miles de letreros nuevos, aprovechando la bonanza del negocio de la construcción. Sin duda, y sin temor a exagerar, desde que salió la ex alcaldesa Mayín Correa, la ciudad debe tener tres veces más publicidad exterior.

El desenfreno visual que ha permitido tanto el alcalde Juan Carlos Navarro como el ex alcalde Rubén Darío Campos no tiene precedente en la pobre historia urbana de esta ciudad. El espacio público urbano se ha convertido en un sitio agreste visualmente, lleno de basura publicitaria, irreverente, muchas veces con graves tendencias contra la moral y las buenas costumbres, indistintamente de las leguleyadas con que quieren justificar la libertad de expresión de esos vulgares rótulos y letreros. Preciso agregar que toda esta exagerada y vibrante información visual antagoniza con la tranquilidad ambiental que debería tener el entorno, para asegurar los estímulos y la concentración de los conductores en las avenidas y calles de esta ciudad. Todo este panorama contradice y choca con la campaña de limpieza que el alcalde Navarro promueve, y muchísimo más con el pretencioso eslogan con que ha maquillado su plan de gobierno: "Estamos construyendo una gran ciudad".

¿Qué podemos hacer los ciudadanos para protegernos de este desprecio e indiferencia promovidos por la empresa privada y apadrinados por los alcaldes? Creo que es necesario que se promueva una iniciativa legislativa que obligue a las autoridades a recuperar el derecho a un entorno visual limpio y respetuoso en el espacio público urbano. En vista de que los municipios no son los indicados para promover esta iniciativa, por ser parte del problema debido a que el negocio de la publicidad exterior –presumo– les debe representar un enorme beneficio económico, considero que debe ser la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) la institución que tome la iniciativa. Al fin y al cabo, el ambiente no se circunscribe solo al área rural y los bosques. El área urbana es también parte del ambiente por el que debe velar la ANAM. Le propongo a la nueva directora, doctora Ligia Castro, que tome esta iniciativa y nos ayude a redimir este vicio ambiental que atenta contra la salud ambiental urbana, y consecuentemente con la calidad de vida de los ciudadanos.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Ministerio Público investiga presunta corrupción en el otorgamiento de trabajo comunitario a La Parce. Leer más
  • Detienen a sujetos vinculados al Tren de Aragua y desactivan minas. Leer más
  • Días feriados y fiestas nacionales en Panamá 2026: Calendario detallado. Leer más
  • Jueza imputa cargos y ordena detención domiciliaria a empresario por presunto peculado en perjuicio de Conades. Leer más
  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • Venta de los puertos de CK Hutchison a BlackRock, incluyendo dos en Panamá, entraría en punto muerto, según WSJ. Leer más
  • Grupo Cibest acuerda vender Banistmo en Panamá a Inversiones Cuscatlán. Leer más