Se preparaba para dar la eucaristía y la muerte lo sorprendió. Para quienes lo conocieron, monseñor Jorge Altafulla, era un sacerdote de avanzada. Una persona con una formación intelectual, académica y teológica exquisita.
Se le considera el líder de muchos de los procesos de transformación de la iglesia panameña. Fue nombrado monseñor por el papa Juan Pablo II, como una forma de reconocer su trabajo y dedicación a la iglesia en Panamá. El Papa reconocía su trabajo y su dedicación en la iglesia de Panamá, era una hombre de mucho compromiso social, recuerda el ex rector de la Universidad Santa María la Antigua (USMA) Stanley Muschett.
Por sus conocimientos formó parte de la alta dirección y de un proyecto de la misión de la Iglesia. La Arquidiócesis lo tenía como uno de los obispos más importantes en materia de asesoría. Era sencillo y muy respetuoso con la Iglesia y sus feligreses.
Altafulla realizó sus primeras misiones pastorales en San Miguelito, en la parroquia Cristo Redentor. Fue además rector del Seminario Mayor San José. Además del título honorífico de monseñor, se le reconocía con el título de Prelado Doméstico del Papa.
Para quienes lo conocieron, su trabajo en San Miguelito y en el seminario fue fundamental. Fue un gran colaborador del desaparecido monseñor Marcos Gregorio McGrath. Sus últimos consejos en la Iglesia los dio el pasado jueves en la Arquidiócesis de Panamá, donde participaron todos los obispos y párrocos del país.
Consternación Para el ex presidente Guillermo Endara, el asesinato de monseñor Altafulla demuestra la crisis de valores por los que atraviesa Panamá.
Las víctimas no son personas que andan en el mundo de la delincuencia, ahora incluso son de la estatura de un sacerdote. Tenemos que hacer algo los panameños por nuestro Panamá, si no vamos a volver a la selva, afirmó.
Es una tragedia, reconoció el vicepresidente Dominador Kaiser Bazán. Me siento muy asombrado por este asesinato. No lo entiendo. Espero que las autoridades nuestras actúen rápidamente para lograr resolver este crimen, porque es muy preocupante lo ocurrido. La Iglesia está de luto.
Para el padre Conrado Sanjur, el asesinato de monseñor Altafulla es un hecho brutal que no tiene nombre.
Entiendo que fue atacado y ese hecho revela los niveles de violencia que hemos alcanzado en Panamá, afirmó Sanjur, quien aprovechó para hacer un llamado a las autoridades para que frenen la ola de violencia, porque ya alcanzó a las personas que trabajan para la Iglesia.

