Una de mis últimas adquisiciones es el libro La economía explicada a mis hijos, de Martín Krause, quien será uno de los conferencistas en el próximo evento internacional que la Fundación Libertad llevará a cabo el 12 de noviembre. Este libro es un texto de introducción a la economía, lo que el autor logra de una manera muy fácil, amena y sencilla, ya que explica los conceptos de la teoría económica a través de una serie de cuentos famosos.
Un cuento que me llamó la atención es el de: "Volver de Jauja", cuyo autor es anónimo y se encuentra en el libro Cuentos de Calleja. En este cuento el protagonista es Juanito, un niño sumamente perezoso que se levanta tarde y cuyo pasatiempo favorito es no hacer nada. Un buen día se entera de la existencia de Jauja, un lugar en donde no hay que molestarse para nada. Así que Juanito, tentado por la curiosidad, decide ir en busca de la "tierra prometida". En la calle iba preguntándole a la gente y luego de caminar y caminar, finalmente se recuesta en el camino y se queda dormido. Cuando se despierta, se lleva una gran sorpresa al encontrarse en la extraordinaria Jauja, en donde las casas son de dulce, los ríos son de vino, los suelos son de pastelitos, etc.
Lo único que le pareció extraño es que las personas estaban acostadas, dormidas en el piso. Como en Jauja hay de todo, ellos no tenían necesidad de buscar nada; incluso la comida misma venía hacia ellos. Como estos jaujenses no se movían, tenían las barrigas abombadas y de vez en cuando se oía un trueno, que era uno de ellos que reventaba de gordo y el suelo se lo tragaba. Juanito, luego de comer todos los dulces que quiso y de jugar con los maravillosos juguetes, se acercó a un jaujense, quien le explica que Jauja es la tierra de los holgazanes, en la cual la comodidad es tanta que no se disfruta. No son felices, sin embargo no tienen las fuerzas suficientes para pararse y salir de allí. Juanito al ver que si se quedaba allí estaba perdido, se arrodilla y le pide a Dios que lo regrese a su casa, que lo aleje de esa tierra de vicios en la cual reina la infelicidad. Al despertar se encuentra en su casa, salta de la cama, se viste y les dice a sus papás que de ahora en adelante no necesita que lo despierten, que se volverá bueno y trabajador, no más perezoso, y todo eso para evitar volver a Jauja.
¿Qué enseñanzas podemos sacar de este cuento? A primera vista, Juanito pensó que se encontraba en el paraíso en donde sus necesidades de comida, ropa y juguetes eran satisfechas sin ningún problema. Luego se da cuenta de que los jaujenses, por exceso de consumo, no son felices. Lo que les falta a ellos, además de estar conscientes de su estado de insatisfacción, es querer estar en un lugar mejor, pararse e irse. Es decir, tomar la decisión de no "reventar", de buscar algo mejor y actuar.
Al actuar, las personas buscamos pasar de un estado que consideramos menos satisfactorio para otro mejor. Todos somos libres de decidir las acciones que queremos realizar. Libres para decidir, es decir que tenemos libre albedrío. Todas las acciones que efectuamos, las decisiones que tomamos (guiados por nuestra razón), las escogencias que hacemos entre una cosa y otra; todo esto lo hacemos de manera individual y es lo que se conoce como individualismo metodológico.
Cada persona debe ser libre para poder elegir sus propios modos de actuar. Entonces, ¿qué pasa cuando el Estado trata, a través de su paternalismo y en aras del "bien social", de imponernos cosas, decidiendo por nosotros qué es lo que nos conviene? Bueno, lo que logra es degradar nuestra individualidad restándole sentido a nuestra existencia. Ya que nosotros somos los únicos que sabemos qué es lo queremos, necesitamos y nos conviene más. Nos quita la capacidad de decidir sobre nuestro propio destino, rebajándonos la libertad, disminuyéndonos la iniciativa propia, la libertad de pensar y actuar, convirtiéndonos finalmente en esclavos. Debemos evitar estar presos en libertad o "reventaremos" como los jaujenses.
El Estado, es decir, un funcionario desde su oficina, nunca podrá saber qué es lo mejor para mí, todo lo contrario, lo único que logra es coartar mi libre albedrío. Como lo he dicho anteriormente, debemos de evitar la intervención del Estado en el actuar de las personas en la economía, ya que solo el intercambio libre es el que nos beneficiará a todos.