No cabe la menor duda de que la encuesta es un mecanismo poderoso para medir en un momento determinado, en forma cuantitativa, el sentir de las personas con respecto a un problema o asunto que los afecta. Y obviamente, es una herramienta que bien utilizada puede indicarle a los mandatarios de un país, cuáles son sus debilidades y fortalezas y, por supuesto, lo más importante: hacer los cambios oportunos en beneficio de la nación.
En la mayoría de los casos utilizamos no solo las encuestas, sino también, los medios masivos de comunicación para descalificar la gestión presidencial o para resaltar lo malo; no obstante, ignoramos o no queremos atribuirle al gobierno los grandes logros que se han alcanzado en los últimos años.
Es cierto que tenemos problemas gravísimos que no podemos pasar por alto –ni en este gobierno ni en los que vengan–, tales como: la deficiente calidad de la educación, el transporte caótico que tenemos, la inseguridad ciudadana, la corrupción y el débil sistema de justicia, la pobreza y el desempleo.
No pretendo justificar a ningún gobernante ni tampoco demeritar la gravedad de estos problemas que entorpecen el desarrollo de una nación; sin embargo, no son fáciles de resolver ni se solucionarán en cinco años. Lo fundamental es que cada gobierno haga el aporte que le corresponde a la solución de los mismos, pero con seriedad, honestidad, responsabilidad y capacidad.
Además, la sociedad civil y los padres de familia tenemos mucha responsabilidad en la conducta equivocada y el poco rendimiento de nuestros hijos; al igual que, de una u otra forma, el ciudadano común contribuye a la corrupción y a otras situaciones negativas para el país.
Con esto no quiero disculpar las fallas del mandatario y su equipo de trabajo; no obstante, pienso que si queremos resultados rápidos, todos los protagonistas de la sociedad debemos trabajar en una sola dirección, combatir de una vez por todas, todos los males que nos aquejan.
Cuando uno lee lo que se dice de Panamá (en materia de crecimiento de algunos de sus sectores de producción y servicios) en los diarios de países como: Colombia, México, Brasil, Chile, Costa Rica, Argentina, España y otras naciones –muchas de las cuales hace 10 años no daban un real por Panamá– se podría dudar de que hablan de este país… ¡Pero, es real! Ya el mundo entero y, sobre todo, las naciones de Latinoamérica nos respetan, pues hemos demostrado nuestra capacidad e ingenio para los negocios.
Como daba a entender un artículo publicado en Costa Rica: "puede que dentro de 20 años Panamá no sea un imperio romano, pero como va puede llegar a ser el Singapur de América Latina.
Cabe destacar que el crecimiento económico que ha logrado el país en algunos sectores como el turismo, la construcción, los puertos, la hotelería, las exportaciones, así como en otros tantos proyectos: la cinta costera, la ampliación del Canal, etc. se debe a la atinada gestión gubernamental, con Martín Torrijos, a la cabeza y al deseo de la empresa privada de crecer con Panamá.
No se hubiese podido avanzar sin el proyecto de modernización del Estado panameño. Aquellos que por nuestra labor necesitamos accesar la información pública podemos dar fe de la eficiencia y rapidez con la que ahora podemos conseguir desde un paz y salvo hasta cualquier información estatal, trámites que antes requerían de varias semanas, muchos dolores de cabeza, papeleo y, en algunos casos, de la pérdida de tiempo y frustraciones. Obviamente no se hubiese logrado este avance sin el impulso dado por el presidente a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt). Igual de importante es la Secretaría Nacional para el Plan Alimentario y Nutricional (Senapan) adscrita a la Presidencia.
Definitivamente la capacidad y la creatividad de los que dirigen este plan debe minimizar los efectos dantescos de la desnutrición, más que todo en los niños.
En fin, son tantos los logros que se han alcanzado y que los cambios de gobierno no deben parar, al contrario todo lo bueno debe seguirse, independientemente de la bandera política que se tenga.
Por último, una de las evidencias más contundentes de que cuando se trabaja en equipo –como lo ha hecho el gobierno y la empresa privada– se puede mejorar el país, es el hecho de que la mayoría de los índices de competitividad, a nivel de Latinoamérica, colocan a Panamá entre los mejores. Véase el artículo "Panamá a la cabeza de Latinoamérica", publicado en el diario La Prensa, Pág. 26 A, sábado 1 de diciembre de 2007.
