Hace un par de semanas, en un programa radial matutino comunicaron que en Canadá se habían reportado “alergias mortales”, como efecto secundario a un tipo de vacuna contra el virus A (H1N1). Inmediatamente, los periodistas insinuaron una superioridad del Sistema de Salud de Panamá sobre el de Canadá y, por último, abordaron equivocadamente el tema de los medicamentos genéricos.
Durante el programa, una autoridad del Ministerio de Salud participó vía telefónica, y si bien es cierto que señaló que en Panamá no se utilizaría la vacuna causa del problema, no afirmó ni negó la existencia del evento adverso mortal en cuestión.
Me comuniqué con uno de los periodistas del programa en cuestión y al señalarle lo que a mi parecer habían sido tres errores seguidos, me manifestó, respecto a las alergias mortales provocadas por las vacunas, que esa información la había recibido a través de su blackberry. Al día siguiente, La Prensa publicaba lo ocurrido en Canadá, en donde fueron detectadas unas alergias, por lo que fue retirado únicamente el lote involucrado en estos casos; no había ninguna fatalidad y no se había suspendido el programa de vacunación.
En medicina, básicamente, existen tres tipos de tratamiento: el paliativo, el curativo y el preventivo. Las vacunas pertenecen al último esquema, el preventivo, el cual en general presenta un mejor perfil de efectividad, de seguridad, de beneficios e independientemente de su costo es el más barato.
Desde que fue descubierta la primera vacuna en 1796, por Edward Jenner, han surgido un sinnúmero de vacunas las cuales gozan del prestigio de haber contribuido a la erradicación de enfermedades como la viruela, o que tengan apariciones muy raras como polio, sarampión, paperas, varicela-zoster, entre otras.
Los esquemas de vacunación no sólo actúan en la prevención del contagio con una enfermedad, muchas de ellas logran atenuar el impacto del padecimiento, minimizando los estragos que pudiese ocasionar el agente invasor.
Hablar mal, desprestigiar injustificadamente un tratamiento con un potencial beneficio a la humanidad significa crear pánico y simplemente, quitarle la oportunidad al ser humano de favorecerse de las bondades que el nuevo tratamiento hubiese podido brindarle.
Por otro lado, la vigilancia que debe establecerse alrededor de todo producto orientado a ser utilizado en el combate a enfermedades en seres humanos, fármacos o vacunas, reposa en los métodos y procedimientos utilizados por las empresas que lo descubren y fabrican, en la investigación y vigilancia emprendida por las autoridades de salud, y en la participación de la comunidad reportando voluntariamente, cualquier evento que considerasen adversos, serios o no serios.
A diferencia de los países en desarrollo, donde la participación de la comunidad tiene un peso específico en ese control de calidad, en los países subdesarrollados, como Panamá, no existe la cultura de informar espontáneamente los efectos colaterales, serios o no serios, que puedan surgir luego de la administración o consumo de un tratamiento.
El autor es médico.

