En septiembre de este año se llevará a cabo, en Panamá, el V Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Filosofía, que lleva como título central “La Filosofía como instrumento de interpretación y transformación de la realidad en Latinoamérica”.
Es una iniciativa que se formuló en Chile, Valparaíso (2010), y se consolidó en Mendoza, Argentina (2011), en medio de los congresos que se realizan en diferentes países de Latinoamérica. Ahora en Panamá queremos llevar, nuevamente, la reflexión filosófica al medio académico, social y político.
¿Qué importancia tiene eso para el país? Creo que mientras no sea prohibido pensar, hay que seguir haciéndolo, y cuando sea prohibido, hacerlo en el anonimato. Así como Jean Paul Marat durante la Revolución Francesa. No hay que hacer una defensa apologista de la filosofía donde se tenga que recurrir y servir a la ciencia, a la tecnología o lo que fuera, aunque al final se encuentren en el camino. De lo que se trata es de desarrollar la filosofía, dar a conocer sus propios contenidos y reformular todos los problemas.
Hay que volver a este ejercicio, como lo hicieron los maestros Diego Domínguez Caballero y Ricaurte Soler, entre otros, quienes la desarrollaron en momentos dorados de la filosofía en Panamá, en las décadas de 1960, 1970, 1980 y 1990. Ahora, cuando la filosofía está en una crisis institucional –mas no en el espíritu de sus seguidores y amantes–, es justo y necesario cultivar el conocimiento filosófico, a través de los conversatorios, los cafés filosóficos y las conferencias que se desarrollan en la Facultad de Humanidades, pero que ningún medio de comunicación se inmuta en cubrir.
Ahora nos ha llegado nuestro momento corolario, en el que debemos volver la mirada a la filosofía, a ver qué dice, con qué se come, a qué sabe, etc... recuperar el contenido humanístico que está perdiendo la educación e indignarse, con todas las fuerzas posibles, contra aquellos que tratan de eliminarla.
Con esta finalidad hemos esgrimido algunos objetivos y espero que se concreticen a corto plazo: fortalecer el proceso de integración de la Comunidad Latinoamericana de Estudiantes de Filosofía, reafirmando el compromiso adquirido en las experiencias anteriores; nuclear las ideas filosóficas en Latinoamérica; ofrecer a través de la producción académica los instrumentos necesarios para la transformación social en Latinoamérica, y crear esfuerzos de solidaridad e integración regional.
Espero que estas ideas tengan concierto, como me diría mi profesor de filosofía, en la sociedad, en la gran burbuja, en las esferas sociales.
