Los xenófobos e intransigentes arrastran la manta por el continente americano. Cargan la cruz gamada nazi a cuestas y esperan encontrar pronto una colina que les permita colocar su estandarte, a la vez, que les sirva de fortín en donde albergar a sus diezmadas tropas compuestas de los más sangrientos gamberros. Disolutos por excelencia, que jamás han reconocido la supremacía de la libertad de los pueblos, la convivencia pacífica, los derechos humanos, la tolerancia y el derecho de las mayorías y minorías.
Personajes aquellos, a quien la presencia de estos cinco elementos, les causa urticaria. Agrediendo a quien impulse dichos valores de la humanidad con los motes de populista, comunista y recientemente le estampan el sello contemporáneo de terrorista. Se preservan ser dueños de la verdad omnipotente e incuestionable, ya que más de 500 años de dominio en la región, lograda a cualquier precio, les otorga tal don.
Agredir a las autoridades de la Universidad de Panamá, por el hecho de haber conferido el doctorado honoris causa al presidente constitucional de la República de Bolivia, Evo Morales, e indicar que “dicho claustro debe estar abierto a la búsqueda de la verdad” es pueril y discordante con la realidad cotidiana del señalado centro de estudios. La verdad que se quiere disimular, es que conectaron directamente la vesícula al cerebro, ya que primera vez se honra con dicho mérito a un genuino representante de un pueblo indígena, que constituye la mayoría de la población boliviana. Nativos, quienes han vivido humillados y diezmados desde la conquista española, hasta nuestros días, que son presa de la explotación inmisericorde de las transnacionales.
La mayoría de los mandatarios anteriores, han sido complacientes con las empresas foráneas que han despojando de las riquezas al Estado boliviano, ultrajando su cultura, apropiándose de su fuerza de trabajo, obligando a su población a producir en las plantaciones y minas, incluso a fuerza de bayoneta y de fusil.
Desenmascaren su frustración y digan en realidad qué les molestó del honor conferido. ¿Qué Evo sea un ex dirigente sindical? ¿Qué haya sido un dirigente cocalero? ¿Qué emergió del estrato más humilde del pueblo? ¿Qué haya sido panadero? ¿Qué haya sido soldado y no oficial? ¿Qué tenga un partido y principios socialistas? ¿O qué sea indígena? Ya que todo lo consultado es digno de un ser humano. Indigno es ser inmoral, corrupto, ladrón, entreguista, asesino, incapaz, mediocre, racista y sectario.
Sobre el comentario hecho en momentos inmediatos a las inundaciones y que se ha querido tergiversar, nos atrevemos a cuestionar, que si acaso todos los trastornos que está teniendo el ecosistema mundial y los cambios climatológicos no se deben al efecto invernadero y la eliminación progresiva de la capa de ozono, en donde los informes señalan con precisión de responsables a los países industrializados, incluso con nombre propio a los que se niegan a firmar y cumplir con lo acordado en el tratado de Kyoto. Comprenderían acaso cuánto perdió la Nación boliviana en las recientes inundaciones, porque no creo que se hayan dado de cuenta, ni menos cooperado con los lugareños en esos momentos difíciles.
“Figura condicionada a una carga ideológica tan pesada” o ¿habrá querido decir el atacante, que se vería gustoso a sus preferencias, mejor otorgar este mérito a un blanquito anglosajón, a un aristócrata de algún país del continente, a un vasallo de una transnacional o aumentar el oropel de un gendarme llegado al poder por la vía violenta armada? España, Francia, y Alemania han sido gobernadas por socialistas; la mayoría del Norte europeo, que es la región más desarrollada, próspera y solidaria del mundo ha tenido uno u otro gobierno socialista y “la carga no ha sido tan pesada”, ya que sus adversarios políticos internos han comprendido lo que significa el libre juego de las ideas y no actuar como trogloditas.
Verdadero disparate, se constituye en querer imputar a los indígenas la condición de “racistas quechuas y aymara”. Como si los pensantes no nos diéramos cuenta quién maltrata a quién en este continente y ahora descubriéramos que las aves y especies silvestres atacarán a los seres humanos, situación que se constituye en un peligro eminente que requiere de un contundente y devastador ataque preventivo.
Enemigos, prejuiciados y peligrosos para la humanidad, son aquellos que no han comprendido que en todo recinto universitario debe ser faro de luz que permita que todos los seres del mundo tengan libertad de pensar, cualquiera fuese su ideología y no discriminar jamás bajo ninguna circunstancia.
La petición de los trabajadores organizados de la Universidad de Panamá para lograr tal distinción no cayó en saco roto, y el honor conferido por el Consejo General Universitario al ilustre presidente constitucional de la República de Bolivia será recordado con sentimiento y verdadero calor en cada humilde hogar de nuestra sufrida patria, ya que se trata de un ciudadano sencillo y común, que sin haber obtenido un título universitario, con su perseverancia ha logrado llevar a los más pobres a conducir la nave del Estado. Se reconoció y distinguió a un representante de una clase social distinta, la históricamente oprimida.
Desde el horizonte, a lado de los espíritus y con atentas miradas que reflejan sus rostros cobrizos Jerónimo, Cochisse, Benito Juárez, Tecum Umán, Urracá, Nomé, Atahualpa Yupanqui, Túpac Amaru, Manco Capac y cientos de miles de hijos de la Pacha–Mama sintieron que en las manos de Evo, cada uno recibió una rama de olivo en honor a su gesta emprendida. Con una media sonrisa expresarán con orgullo que ¡valió la pena!
El autor es politólogo
