Lo primero que uno aprende cuando entra a la escuela son las vocales. La importancia de la a, e, i, o, u es capital para el futuro aprendizaje y formación de un novel imberbe. Las vocales son la base de nuestra lengua y sostén de la comunicación. Luego viene el alfabeto que termina siendo el correlativo lógico que nos da la llave a un mundo hermoso de conocimientos y aventuras, aprendemos a leer, y, lo más importante, a expresarnos. Qué más. No sería igual este mundo si a nuestra lengua le faltara una vocal. No sería lo mismo calle si le quitáramos la e, sería call, un verbo regular en inglés. Y qué decir de mamá, sin la a, un famoso chocolate entintado; y papá, sin la a, un partido en extinción. Ejemplos abundan. Son necesarias las vocales, todas, pero pregúntese si tres de ellas América las necesita, que sería de nosotros sin la o, la e y la a. La verdad, nadie las echaría de menos.
Panamá, puede hablar con autoridad. Cuando fuimos víctimas de un régimen de hecho, la apelación a este organismo continental tuvo el eco de un mudo. Nadie quería contagiarse, por eso no les importaba lo que estaba pasando. Ahora le ha tocado a la otra Venezuela, la que se resiste al Aló de su Presidente. Venezuela está dividida, una que se viste de rojo y otra que se viste de blanco. La que aplaude y la que llora. Todo eso lo vivimos nosotros, aunque no estábamos solos y fuimos apoyados por mucha gente. A nivel internacional todo se hacía tímidamente, y frente a los foros pertinentes éramos un país con mala suerte. Es decir, en Panamá no estaba pasando nada, es cierto, eran los panameños que se quejaban por diferencias cosméticas. La OEA simplemente no quiso intervenir, igual no se iba a lograr mucho, pero el solo desprecio minó la ilusión de los que pensaban que tres vocales podían persuadir a un gorila.
Lo que pasa en Venezuela es parecido, pero no es igual. Lo que no ha cambiado es el entusiasmo de la OEA. No es un asunto de intervención ni de violación de soberanía que un representante de la OEA se le ocurra preguntarle a la representación de Venezuela, qué pasa en ese país que nos hace recordar el caso de Panamá. No espero que sea nuestro representante, porque entonces sí habría que volver sobre lo andando, para saber qué parte no entendimos o no asimilamos de los años de censura y persecución.
Es peligroso, cuando la misma Carta Democrática de la OEA le da todas las ventajas al Presidente de Venezuela. Chávez es el legítimo Presidente de los venezolanos, que no les guste lo que está haciendo es otra cosa. Los militares tenían secuestrado a Panamá y el Presidente era un alcornoque más, entonces sí había una razón para intervenir. ¿Qué se puede hacer en Venezuela si ellos eligieron a Chávez? Yo puedo decir lo que va a hacer la OEA: nada. Entonces sí se parece a Panamá el caso de Venezuela. Ojalá que el final no sea igual, pues morirán inocentes y cobardemente alguien se irá detrás de una odalisca. Hay dos polos, los que defienden la libertad de expresión como un ideal del hombre a poder expresarse, y los que defienden a una empresa dentro de su legítimo derecho a difundir y promover sus intereses. No seamos píos, Hugo Chávez dijo: "Basta, aquí mando yo". Y parece que no gustó, tampoco esperen que él haga una encuesta y pida permiso, cuando su objetivo es exportar su revolución. Señores, Venezuela no es un problema para Chávez, es un problema para los latinoamericanos, ni siquiera para Estados Unidos. Quizá Chávez esté en la mitad de una larga lista de asuntos que el Departamento de Estado tiene que atender. Tanto es así que en la Asamblea de la OEA en Panamá, su representante, Condoleezza Rice, ni siquiera conocía la Carta Democrática de la OEA; ella solo repitió algo ignorando lo medular. Lo que puedo decir es que Chávez tocó techo. No es pertinente decir que lo de Venezuela solo le debe importar a los venezolanos, cuando lo que pasó con la concesión a RCTV es una infeliz circunstancia; peor hubiese sido ver las hordas de batalloneros y varilleros alienados arremeter contra las instalaciones y el personal de esa televisora. Se acabó, el monstruo enfiló sus fauces, y con guante blanco le puso un bozal al perro que le estaba ladrando.
Hay que reorganizarse, repensar y emprender la lucha, unos por la libertad de expresión y otros por salir al aire.
Venezuela la tiene difícil: un Presidente que le habla a Bolívar, se cree Fidel, y hace negocios con EU, lo que puede el petróleo. Y solo tiene dos vocales.
