El Centro de Incidencia Ambiental interpuso el pasado 22 de diciembre ante el pleno de la Corte Suprema de Justicia un amparo de garantías contra la aprobación de un estudio de impacto ambiental categoría II, para la construcción de una terminal portuaria conocida como Panama Colon Container Port, en isla Margarita, provincia de Colón.
Según la organización ambiental, esta obra afectará “gravemente” un arrecife de coral que se encuentra justo afuera del rompeolas dentro del cual se dragará el fondo marino en “enormes” cantidades.
El Ministerio de Ambiente aprobó en noviembre de este año una modificación a ese estudio, en la cual se autoriza finalmente dragar 5 millones 850 mil metros cúbicos de fondo de mar.
El documento también menciona que este proyecto estará sobre 39 hectáreas terrestres y 22 hectáreas de fondo marino, que fueron concesionadas por la Autoridad Marítima de Panamá.
Para Stanley Heckadon, científico del Laboratorio Marino de Punta Galeta y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, este puerto impactaría no solo sobre los arrecifes de isla Margarita, sino también sobre los de Punta Galeta. “Son ecosistemas marinos muy valiosos para el área”, dijo.
Sobre la aprobación del estudio y su posterior modificación, el ministro de Ambiente, Emilio Sempris, subrayó que confía en el trabajo de la Dirección de Evaluación y Ordenamiento Ambiental al dar visto bueno al nuevo puerto.
PUERTO AMENAZA ARRECIFES
El nuevo puerto multimodal Panama Colon Container Port, que se levantará sobre isla Margarita, en la provincia de Colón, tiene en alerta a representantes del Centro de Incidencia Ambiental (CIAM) y del Laboratorio Marino de Punta Galeta, debido a los posibles impactos que ocasionará en los arrecifes coralinos y manglares de la zona.
Para este proyecto portuario, el Ministerio de Ambiente aprobó en 2016 un estudio de impacto ambiental categoría II, el cual establecía que la obra estaría sobre 39 hectáreas terrestres y 22 hectáreas marinas.
Además, precisaba que se extraerían 365 mil 600 metros cúbicos de fondo marino, a fin de obtener un canal de aproximación y atraque del puerto con las condiciones y características adecuadas para permitir la entrada, maniobra y atraque de buques superpanamax.
De hecho, el objetivo principal del proyecto es atender la demanda futura de los servicios marítimos y de barcos pospanamax que pasan por el Canal de Panamá, ya ampliado, así como servir de puerto complementario para el atraque de aquellos barcos que no pasarán por la vía interoceánica, los llamados superpanamax. Es decir, convertirse en una “moderna” plataforma logística que permita el acopio y distribución de la carga internacional, y en una base para la movilización de carga a toda América.
No obstante, los representantes de la empresa Panama Colon Container Port Inc., que impulsa la obra, presentaron este año una modificación al estudio ambiental, la cual fue aprobada en noviembre.
Uno de los aspectos que llamó la atención de los ecologistas es que, con la modificación, el dragado de fondo marino pasó de 365 mil 600 metros cúbicos a 5 millones 850 mil metros, aunque la empresa se refirió a este drástico cambio como un “error de redacción respecto al volumen de rellenos” contemplados en el estudio original de 2016.
EL AMPARO
Los cambios en el proyecto motivaron que el CIAM presentara el pasado 22 de diciembre un amparo de garantías contra la resolución que aprobó el estudio de impacto ambiental.
Según esta organización, se afectará“gravemente” un arrecife de coral que se encuentra justo fuera del rompeolas, dentro del cual se dragará lodo del fondo marino en enormes cantidades.
“El estudio de impacto ambiental no menciona la existencia de un arrecife en donde científicos del Global Coral Reef Alliance y el personal del Laboratorio Marino de Punta Galeta encontraron 14 especies de coral vivas, entre ellas, Acropora palmata, una especie en peligro de extinción”, dice el recurso legal del CIAM.
Aunado a esto, los ecologistas cuestionan la modificación al proyecto en la cual se aumentó el volumen de material dragado 16 veces más, sin que este cambio fuese sometido a un nuevo proceso de evaluación de impacto ambiental.
A su vez, mencionaron que el desarrollo del proyecto portuario y el daño ambiental “grave” e “irreversible” que el dragado le causará al ecosistema coralino de isla Margarita transgreden los derechos a la vida, la salud, a un ambiente sano y al desarrollo sostenible de toda la población, sobre todo, de Colón.
“Las evaluaciones de impacto ambiental no son requisitos burocráticos, son instrumentos de gestión ambiental que tienen el propósito de identificar los impactos que ocasionarán las obras. Sin embargo, al no evaluarse los impactos del dragado sobre un arrecife se tergiversa todo el propósito de las evaluaciones de impacto ambiental, la cual es prevenir la destrucción de ecosistemas”, concluye el CIAM.
Un personaje que conoce este lugar es Stanley Heckadon, científico del Laboratorio Marino de Punta Galeta y del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, quien dijo estar “preocupado”, porque este puerto impactaría no solo sobre los arrecifes de isla Margarita, sino también sobre los de punta Galeta. “También están los manglares”, añadió.
Heckadon subrayó que esos corales están en “muy buen estado” y que los reportes que tienen sobre esa especie son “positivos”.
“El inventario de arrecifes coralinos que tenemos hace un mes de isla Margarita y punta Galeta es que están bien conservados”, acotó.
Para el científico, el incremento del dragado de fondo marino se trata de un “volumen astronómico” que debe ser mejor evaluado por las autoridades ambientales.
También recordó que Galeta es un área protegida, la cual está al lado del nuevo proyecto portuario. Precisamente, la reserva de isla Galeta fue creada a través de la Ley 21 de julio de 1997, que establece el uso de suelo en la región interoceánica, y fue transferida a la desaparecida Autoridad Nacional del Ambiente el 25 de agosto de 1999, y adoptada bajo la Ley 41 de 1 julio de 1998.
Datos del Ministerio de Ambiente dan cuenta de que tiene una superficie aproximada de 688 hectáreas, las cuales poseen bosques mixtos, manglares y una plataforma coralina única.
A raíz de esto, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales ha desarrollado programas allí.
Por otra parte, Heckadon mencionó que los manglares de la bahía de isla Margarita y que colindan con Galeta son los “mejores mangles” de Colón. “Estos manglares son hasta mejores que los que están dentro del área protegida”, puntualizó.
Por último, dijo que como “vecinos” del proyecto tampoco se les consultó. “Llamé a las autoridades de Colón para que vieran lo que hacemos en ciencia y en educación en Galeta, así como lo que se nos viene encima con este proyecto, pero se hicieron las desentendidas”, concluyó.
Mientras que Osvaldo Jordán, consultor en temas ambientales, manifestó que con las modificaciones debió presentarse un nuevo estudio ambiental y no una simple modificación al existente. “No es lo mismo levantar una casa que construir un edificio de cinco pisos”, acotó el ecologista.
Por su parte, el ministro de Ambiente, Emilio Sempris, se limitó a decir que esto seguirá su debido proceso en la Corte Suprema de Justicia, haciendo referencia al amparo de garantías presentado por el CIAM.
Según Sempris, confía en el trabajo técnico de su Dirección de Ordenamiento y Evaluación Ambiental, luego de la aprobación de la modificación al estudio de impacto ambiental.
Se enviaron preguntas a los representantes de la empresa Panama Colon Container Port Inc., pero informaron que no podían responder porque estaban de viaje.
De acuerdo con el estudio ambiental, la inversión en este proyecto es de 500 millones de dólares.