En los últimos 32 años (1985-2017), la temperatura en la cuenca hídrica del Canal de Panamá aumentó en promedio 0.5 grados centígrados.
Se trata de una variación climática que alerta a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), tomando en cuenta que el resultado de este cambio se traduce en un “déficit hídrico” marcado en los últimos cinco años.
Estos datos fueron publicados en un informe por la ACP y recabados por medio de monitoreos anuales en las estaciones hidrométricas ubicadas en los ríos principales: Chagres, Pequení, Boquerón, Trinidad y Cirí Grande, así como para los embalses: Gatún y Alajuela.
Aunque a primera vista la cifra de 0.5 grados centígrados parezca baja, para Carlos Vargas, vicepresidente de Ambiente, Agua y Energía de la ACP, es “mucho” si se consideran parámetros como el Acuerdo de París, firmado en Francia en 2015 por 195 países, con el fin de combatir el cambio climático y contar con un futuro bajo en emisiones de carbono.
Este acuerdo tenía como fin mantener el aumento de la temperatura en este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados, e incluso impulsar esfuerzos para limitar el aumento por debajo de 1.5 grados, como una línea de defensa más segura frente a los peores impactos del cambio climático.
En otras palabras, unos cuantos grados centígrados que aumenten serían nefastos para el planeta, según la evidencia científica de colectivos como la Organización de Naciones Unidas (ONU).
En el caso de la cuenca hídrica del Canal, ya hay algunos patrones definidos: más sequías y lluvias inusuales. Por ejemplo, 2017 resultó un año seco en las subcuencas del embalse Alajuela y del embalse Gatún.
Incluso, por quinto año consecutivo (2013-2017), los caudales de los ríos y aportes a los embalses terminan con déficit hídrico en 20% con respecto al promedio histórico (145 m3/s versus 182 m3 /s). De hecho, durante una evaluación por 56 meses (abril de 2013 hasta diciembre de 2017), la ACP se encontró con que en 51 meses los caudales estuvieron por debajo del promedio en cuanto a sus aportes a la cuenca hídrica del Canal .
“Lo que queríamos demostrar es que ya contamos con evidencia científica del cambio climático en el país”, comentó Vargas.
El costo económico
Estos cambios bruscos en el clima de los que hablan en la ACP también tienen consecuencias económicas.
Por ejemplo, el último fenómeno de El Niño (2015-2016), que aumenta la sequía, tuvo un impacto negativo de $40 millones en la actividad del Canal.
Algunos de los gastos más notables fueron el plan de dragado de sedimentación en Gamboa, debido a la aparición de puntos mayores a los permitidos para el tránsito de los buques por $3 millones, así como una pérdida de casi $5 millones por la falta de generación hidroeléctrica, y $10 millones que se dejaron de percibir por la implementación de restricciones de calado en el cauce del Canal. Para hacer frente a este escenario, la ACP y el Ministerio de Ambiente firmaron desde 2016 contratos por medio de los cuales se elaborarán los estudios de factibilidad para reservorios de agua en el lago Bayano, en Panamá este y río Indio, en Colón, de manera que se garantice agua tanto para el consumo humano como para la actividad canalera.
Además, la ACP ha implementado medidas de conservación de agua, como la no generación de electricidad en la planta hidroeléctrica de Gatún, la eliminación de asistencia hidráulica en la operación de las esclusas y los esclusajes conjuntos, que incluyen el tránsito de más de un buque en una esclusa.
Otras variaciones
Otras de las alteraciones detectadas revelan que el nivel del mar en la entrada norte del Canal de Panamá (Mar Caribe) está aumentando a razón de 2 milímetros por año. Esto coincide con el aumento de inundaciones en Colón, Bocas del Toro y la comarca Guna Yala durante los últimos años.
En este último caso, varias entidades públicas, como el Ministerio de Vivienda y el Ministerio de Educación, afinan detalles para el primer traslado masivo de una población en la isla Gardí Sugdup, debido a que está a punto de quedar bajo el mar.
Por último, la ACP suministró reportes de precipitaciones inusuales. En ese sentido, 8 de las 10 mayores tormentas registradas entre 1972 y 2017 ocurrieron de 2000 en adelante (ver cuadro).
Tanto Vargas como Freddy Picado, director del Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe, coinciden en que durante los últimos años se ha dado un fenómeno de cambio en las lluvias, el cual no ha sido documentado. Ambos explican que en unas horas llueve lo que antes llovía en varios días.
Picado planteó que para analizar o evaluar el tema se requieren mínimo 30 estaciones de medición de lluvias que permitan descifrar el comportamiento de los aguaceros en tiempo real en la ciudad de Panamá.
A su vez, sugirió analizar si estos cambios tienen que ver con el impacto de la deforestación o el crecimiento urbano a lo largo de la cuenca hidrográfica del Canal.
Para 2019, Hidrometeorología de la Empresa de Transmisión Eléctrica anunció que hay probabilidades de 70% que ocurra el fenómeno de El Niño.