Tropas senegalesas entraron ayer en Gambia en apoyo del presidente electo de ese país, Adama Barrow, quien juró el cargo fuera del país a causa de la resistencia de su predecesor, Yahja Jammeh, a abandonar el poder.
La intervención militar senegalesa se produjo como parte de una operación regional para devolver la legalidad al pequeño país liderado por Jammeh desde 1994.
El Consejo de Seguridad de la ONU respaldó mediante una votación unánime la intervención senegalesa. Aviones nigerianos habían sobrevolado previamente la capital gambiana en señal de advertencia al régimen.
El presidente electo juró su cargo ayer en la embajada de su país en Dakar. Barrow juró sobre el Corán ante el presidente de la Orden de Abogados gambiana, Sheriff Tambadou, en presencia de numerosos responsables de organizaciones internacionales y regionales y de sus dos esposas.
“Es un día que los gambianos no olvidarán”, expresó Barrow, quien reiteró que es el presidente legítimo, luego de que el pasado 1 de diciembre ganó los comicios, victoria que fue reconocida inicialmente por su rival.
Grupos de gambianos salieron a las calles de la capital, Banjul, para festejar la investidura de su nuevo presidente, a pesar del estado de emergencia decretado por el régimen.
El presidente saliente, Jammeh, logró el apoyo del parlamento para sus medidas de excepción, pero en los últimos días vio cómo lo abandonaban su vicepresidenta y varios ministros.
Barrow pidió solemnemente al Estado Mayor gambiano que “demuestre su lealtad sin demora”, al jurar su cargo.
Además de las tropas de Senegal, otros países como Ghana anunciaron que apoyarían una intervención para desbloquear la situación en esa nación africana.

