Quien inventó el refrán “un árbol torcido jamás se endereza” debería darse un paseo por los 240 apartamentos del proyecto de Renovación Urbana de Curundú.
Vecinos que tenían hasta 25 años sin pagar la electricidad de sus viviendas y que estaban conectados a tomas ilegales de electricidad, se han puesto de acuerdo y entre todos están pagando la luz que emiten los bombillos de las áreas comunes.
“Cada uno pone un dólar al mes y entre todos los apartamentos logramos recoger para el consumo de los cuatro bombillos que están en los pasillos”, explica Horacio Guerra, uno de los vecinos del nuevo Curundú.
Este cooperativismo es posible porque cualquiera de los vecinos puede ver con sus propios ojos cuánto dinero consumen a diario tanto las instalaciones comunes del edificio como las de sus viviendas.
En cada apartamento, a un costado de la cocina, está ubicado un panel electrónico con números que les permite a los propietarios introducir un código de 20 cifras para comprar la energía que se consumirá en su hogar.
Al mejor estilo de un teléfono celular prepagado, los hijos de Juana Chico, una jubilada que habita uno de los apartamentos de la planta baja, tienen que ir a la oficina de la empresa Gas Natural Fenosa, en el Machetazo de Calidonia, para adquirir el código.
Por ahora solo en este lugar y en la sede de la empresa, ubicada en Obarrio, es donde se pueden adquirir estos códigos prepagados.
En lugar de venir en tarjetas, el número se encuentra impreso en una hoja de papel con datos similares a los que contienen los recibos de electricidad.
Las recargas de energía pueden efectuarse desde 3 dólares cada una.
Al mes, cada apartamento en Curundú gasta un promedio entre 15 y 25 dólares en electricidad, señala Sebastián Pérez, director de operaciones de la empresa distribuidora de energía Gas Natural Fenosa.
“Colocamos los medidores de electricidad en la parte alta de los postes del alumbrado público, para que las personas no tengan la tentación de alterarlos. Hasta la fecha hemos instalado 265 medidores en Curundú, tanto en apartamentos como en espacios comunes y locales comerciales”, agrega Pérez.
Cuando a Horacio Guerra se le está por acabar el saldo que compró de energía, en el panel digital que tiene instalado en la cocina le aparece una cara con un semblante triste.
Además de esta señal, el aparato también emite un sonido para darle la alerta.
“Ya tú sabes que cuando suena tienes que ir a comprar otro código”, comenta Guerra.
Al ponerle saldo, el panel electrónico muestra una cara feliz y le indica la cantidad de energía que podrá gastar.
¿Y si se me acaba la electricidad el fin de semana cuando las oficinas de recarga están cerradas?
“Tenemos habilitada una línea telefónica las 24 horas del día, para que las personas llamen y colocarles la energía suficiente como para que tengan hasta el lunes al mediodía”, explica el gerente de Gas Natural Fenosa.
Aunque dicen estar conformes con el servicio prestado, los vecinos manifiestan tener dudas, porque no obtienen una cantidad uniforme de energía a pesar de pagar una misma cantidad de dinero. Desde la empresa responden que la diferencia es porque los subsidios oficiales a la energía son escalonados y dependen del consumo. A menor consumo, mayor ayuda estatal.
Antes de que culmine el año 2014, las empresas distribuidoras de energía deberán instalar 33 mil 313 medidores prepago.
“Este sistema está diseñado para los consumidores que viven día a día y tienen problemas de pago”, indica Rafael Sansón, jefe del Departamento de Normas Técnicas y Comerciales de la Autoridad de los Servicios Públicos de Panamá.
Entre ambas empresas (Gas Natural Fenosa y Ensa) invertirán en este proyecto un total de 3.1 millones de dólares.
Poco a poco, el proyecto se irá extendiendo por todo el país.
Por ahora Gas Natural Fenosa tiene entre sus planes instalar estos medidores próximamente en el Casco Antiguo de San Felipe y en comunidades de Arraiján y La Chorrera.
Intentamos conocer la posición de la empresa Ensa, pero hasta el cierre de esta edición no contestó.