La hija de Jennifer Tuñón padece del síndrome de Ohtahara (encefalopatía epiléptica infantil), que es difícil de controlar. Se ha probado con distintos tratamientos que le funcionan por un momento y luego vuelve a convulsionar.
Además, las convulsiones le provocan flacidez. No sostiene la cabeza, no camina, no habla. Es una niña de dos años, pero aparenta menos edad que una de seis meses de nacida.
Adicionalmente, debido a las convulsiones, tiene ceguera cortical.
Tuñón observó el padecimiento de su hija al mes de haber nacido.
Afirma que el problema es que ha tenido muchas recaídas, a falta de control de la convulsión, y por eso es que no se ha podido desarrollar normalmente. “Siempre tiene crisis”. Las crisis le queman las neuronas y por eso no logra un crecimiento normal, explicó Tuñón.
De hecho, la niña tiene un mes de estar hospitalizada, porque le dio una crisis que la llevó hasta cuidados intensivos. Le dio un paro cardíaco y ahora está más complicada. Incluso, le practicarán una traqueotomía para poder enviarla a la casa, porque no pueden tenerla con una sonda permanente, contó Tuñón.
El cannabis o marihuana fue ofrecido como una buena opción por la neuróloga que atiende a la menor, ya que ninguno de los medicamentos que se le han aplicado han evitado que las convulsiones sigan apareciendo. Esa sería la última alternativa, le dijo la doctora.
