Human Rights Watch (HRW) acusó ayer a Rusia de utilizar o de suministrar al ejército sirio un nuevo tipo de bomba de racimo, más eficaz, desde su intervención directa en la guerra de Siria.
Según la oenegé, esta arma fue utilizada en un bombardeo el 4 de octubre cerca de la localidad rebelde Kafar Halab, suroeste de Alepo.
HRW dijo no “haber podido determinar si fue el ejército sirio o los rusos los responsables del ataque”. “Es preocupante que se utilicen otro tipo de bombas de racimo en Siria, debido al mal que pueden causar a los civiles en los próximos años”, señaló en un comunicado Nadim Houry, director adjunto para Oriente Medio.
“Ni Siria ni Rusia deberían utilizar estas armas y los dos países deberían adherirse sin demora a la convención internacional que las prohíbe”, agregó.
Rusia intervino el 30 de septiembre en el conflicto en Siria para ayudar al régimen de Bashar al Assad, que sufrió varios reveses frente a los rebeldes desde el inicio de año.
