El aeropuerto de Bruselas, golpeado por unos atentados suicidas el pasado 22 de marzo, no disponía de plan de crisis en caso de ataque terrorista, y la comunicación entre servicios de socorro fue “un fracaso global”, según una investigación.
La comisión de investigación parlamentaria belga critica duramente la gestión de la situación y la comunicación entre servicios de socorro en las primeras horas posteriores a los atentados, en un informe aún confidencial, pero publicado por la radiotelevisión pública RTBF.
El informe preconiza la revisión en profundidad del funcionamiento del centro de crisis, y lamenta la congestión de la red de telefonía móvil, “totalmente saturada”.
Además, y al contrario que en la red del metro, “los planes específicos del aeropuerto fueron concebidos sobre todo para afrontar una catástrofe” como un avión que se estrella, lo que “desde un punto de vista estadístico es el riesgo principal”, detalló la comisión.

