Rafael Caro Quintero, antaño uno de los narcotraficantes mexicanos más poderosos y prófugo desde 2013, negó haber asesinado a un oficial de la agencia estadounidense antidrogas DEA y pidió perdón por sus delitos.
Caro Quintero, de 63 años y que pasó 28 de ellos en prisión por el asesinato en 1985 del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena, concedió una entrevista publicada ayer domingo por el semanario Proceso“en algún lugar del norte de México”, donde se oculta en la clandestinidad.
En la entrevista, relata su vida diaria y rechaza que haya vuelto a delinquir, critica la violencia ligada al narcotráfico que deja más de 100 mil muertos y desaparecidos en México desde 2006 y asegura que desde niño fue amigo de otro poderoso capo, Joaquín Chapo Guzmán, recapturado en enero.
“Nunca había hablado de este caso, es la primera vez (...). No lo secuestré, no lo torturé y no lo maté (a Camarena). Sí estuve en ese lugar (del crimen), es mi participación, nada más”, dice Caro Quintero, uno de los jefes del Cartel de Guadalajara, con gran poder en la década de 1980 y que tras desaparecer dio origen al de Sinaloa. Camarena era un agente de la DEA que se infiltró en el Cartel de Guadalajara y, tras ser descubierto, fue torturado y golpeado hasta morir. También fue asesinado el piloto mexicano Alfredo Zavala.
