Periodismo impreso, en capilla ardiente (2)

17 DE MARZO

Con una portada en fondo negro y un titular que dice “Zarpazo a la libertad de expresión”, el combativo diario venezolano El Carabobeño anunció el 17 de marzo de 2016 que circula por última vez la edición impresa. El diario, con 82 años de fundado, mantendrá sus trincheras en la edición digital. El periódico cerró por presiones políticas que le impedían comprar papel, pero otros impresos están incursionando en el sistema digital por insostenibles dificultades económicas.

Un informe de Future Exploration Network señala que España, junto a Nueva Zelanda, República Checa y Taiwán habrán hecho desaparecer sus periódicos impresos para el año 2024. Estados Unidos va a ser el primer país donde desaparezca el papel y será en 2017.

El informe asegura que Inglaterra e Islandia verán morir sus periódicos impresos en 2019. El periodismo tradicional tendrá larga vida en Mongolia y Argentina (2039). Australia y Hong Kong se irán al campo digital en 2020, mientras que Bulgaria, Chile y Uruguay lo harán en 2035. Francia, Malasia y Croacia en 2029. Brasil e Italia en 2027. El mapa no recoge datos sobre América Central, sin embargo, hay periódicos como La Nación de Costa Rica que ya piensan dar el paso.

LOS LECTORES OPINAN

El abogado Oreste del Río Sandoval considera que “una solución para evitar la desaparición de medios es orientar el modelo de financiación a la publicidad y prescindir de cobrar por los contenidos. Otra alternativa supone adelantar información y noticias a los lectores –de manera gratuita-, pero reservar ciertas notas a suscriptores de pago. Lo que sí es inexorable con el paso del tiempo es la desaparición del formato papel, al consolidarse las generaciones de nativos digitales”.

El jurista admite que “como ventaja podría señalar, además de la inmediatez del acceso, la posibilidad de incorporar contenidos a la información agregando video o audio a una nota escrita. A su vez, los medios digitales permiten un intercambio inmediato de información, tanto entre lectores como en autores”.

Yaribeth Ortiz, estudiante de maestría en la Universidad Interamericana de Panamá, señala: “La desaparición de la prensa impresa es un tema del que vengo escuchando desde hace ya algunos años; pero para esto, pienso primero se debe realizar un estudio en donde se tomen en cuenta varios elementos como el comportamiento del consumidor, es decir, la disposición que tenga a pagar por las noticias que no creo que de buenas a primeras logre prosperar, el estado actual de la industria de los medios, la situación económica de cada país y su nivel de acceso tecnológico”.

En tanto, Gloris Trujillo, comunicadora social y experta en mercadeo, afirma: “Pienso que los medios de comunicación siempre se han adaptado a su entorno y a las tendencias sociales que forman parte de él. La desaparición de los periódicos en papel es muestra de ello, ya que los avances tecnológicos y la aceptación por parte de la sociedad hacia el uso de dispositivos móviles hacen que ahora los diarios sean consultados por un gran número de personas en su formato digital”.

Sin embargo, pienso que todavía no todas las personas tienen acceso a este tipo de diarios digitales, ya que aún con todos los avances tecnológicos la brecha de acceso a la internet, en muchas sociedades, es bastante amplia. Si se soluciona este problema, podrá llegar la información a todos por igual por medio de los diarios digitales”.

Anel Béliz, veterano periodista y relacionista público, opina: En Panamá, creo que nuestro periodismo se está quedando atrás. La tecnología en el periodismo panameño está a la altura de cualquier periódico del primer mundo y te incluyo al New York Times y al Washington Post o a El País. Sin embargo, el factor humano se está quedando atrás y no vemos un periodismo de impacto, de fuerza editorial y de calidad política o intelectual. Pareciera que todo se lo queremos dejar a la tecnología. Nuestro periodista actualmente está más interesado en las redes sociales que incurrir en su verdadero trabajo de reportero. ¿Se acuerdan de nuestros antecesores? Los periodistas de renombre como Mario Augusto Rodríguez, con su columna Macheteando; Guillermo Rodolfo Valdés, con su creatividad e ingenio; Johnny Duque, con su amor y profesionalismo; Nen Valdés o Santiago McKay con su columna El Panamá que se perdió, que hacía reír o llorar a la mayoría de los lectores. Los medios de comunicación tampoco han aportado nada nuevo al periodismo nacional, solo tecnología. No hay columnas personales firmadas por periodistas probados para que escriban sobre la realidad nacional con regularidad, sin temores y con el apoyo de los propietarios de sus medios. El periodismo impreso puede mejorar todavía mucho más y debe escribirse más y mejor. Pero quien lo inspira o lo alienta no solo debe ser el lector, sino los propietarios y sus superiores jerárquicos. Creo que ese ánimo, esa fuerza de ayer, le hace falta al periodismo impreso de hoy y sería lo que lo haría sobrevivir”.


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