El exmandatario conservador Sebastián Piñera y su rival en la recta final por la presidencia de Chile, el senador oficialista Alejandro Guillier, tendrán que redoblar los esfuerzos para seducir a los contrincantes que quedaron en el camino y llegar sólidos al balotaje de diciembre.
“La segunda vuelta será estrecha y reñida y eso no es una sorpresa. Creo que vamos a ganar”, dijo Piñera ayer a medios extranjeros.
“Respecto a si nos vamos a derechizar o izquierdizar, ni lo uno ni lo otro. Vamos a apelar al centro social, hacia una clase de personas que les gusta la moderación, que aprecia la cultura del diálogo, que quiere recuperar una mejor convivencia con los chilenos”, agregó.
Aunque los dos candidatos mantendrían el modelo de libre mercado, Piñera busca corregir las reformas impulsadas por la gobernante socialista Michelle Bachelet, duplicar el crecimiento económico y así dejar al mayor productor mundial de cobre a las puertas del desarrollo.
Los votos obtenidos por Guillier, que planea profundizar las reformas sociales de Bachelet, dejaron en evidencia los costos de una coalición gobernante de izquierda que llegó dividida a las elecciones. Guillier destacó que la candidata del Frente Amplio Beatriz Sánchez y la candidata de centroizquierda Carolina Goic, “confirman que somos más los que estamos por el cambio y vamos a abordar el mandato popular expresado en esta jornada”.
Sánchez, a quien los sondeos pronosticaban un apoyo de menos de dos dígitos, y que está ideológicamente más cerca de Guillier que de Piñera, fue la gran ganadora de la jornada electoral y laque tiene la llave en la negociación hacia el balotaje.
Con todo, Sánchez no ha entregado un apoyo explícito a Guillier. Solo confirmó que van “a iniciar una conversación (...) respecto a lo que viene”, refiriéndose a un diálogo dentro de su propia coalición para consultar a sus bases antes de sellar alguna eventual alianza.
Goic tampoco ha dado su apoyo a Guillier y precisó que el partido lo resolverá próximamente.
