Lo intentó tres veces y en la última quedó vencida. A sus 62 años de edad, la antes flamante primera ministra británica, Theresa May, no pudo negociar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y ayer, con el rostro desencajado, anunció que dejará el cargo el 7 de junio.
El brexit, un acrónimo de las palabras inglesas Britain (Gran Bretaña) y exit (salida), fue mucho para ella. No pudo lograr que el Parlamento aprobara el acuerdo de separación.
“Es, y siempre lo será, una cuestión de profundo pesar para mí el no haber podido cumplir con el brexit”, manifestó al borde de las lágrimas.
Una y otra vez, desde que llegó al cargo en julio de 2016, afirmó que su misión era “cumplir con el resultado del referéndum”, en el que en junio de ese año 52% de británicos votó a favor de poner fin a más de cuatro décadas de integración en la Unión Europea.
En el camino recibió incontables golpes, principalmente de los más euroescépticos en las filas de su Partido Conservador, pero fiel a su reputación de testaruda, siempre se había incorporado. Hasta ayer.
“Me siento mal por Theresa. Me gusta mucho. Es una buena mujer. Trabajó muy duro”, comentó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Leo Varadkar, primer ministro de Irlanda, dijo temer que la dimisión de May haga entrar al proceso de brexit en una fase “muy peligrosa” para Irlanda.
Esa nación teme que un brexit duro conlleve la reinstauración de la conflictiva frontera entre su país y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Uno de los principales contendientes para suceder a May, Boris Johnson, señaló que quiere una salida pragmática del bloque, pero que el país debe prepararse para que no exista un acuerdo como táctica de negociación.
Sostuvo que cree que el Reino Unido abandonará la Unión Europea el 31 de octubre, la última fecha límite, con o sin un acuerdo.
La canciller alemana, Angela Merkel, prometió por su parte que trabajará para lograr un “brexit ordenado”.
(Con información de Bloomberg, BBC Mundo, AFP)
