CENTRO DE ADIESTRAMIENTO DE LA MAQUINARIA MILITAR DE COLOMBIA

Tolemaida, el fuerte más grande

Los 12 funcionarios del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) que se capacitan en Colombia lo hacen en el fuerte Tolemaida, la base militar más grande y una de las más importantes del Ejército del vecino país, cuna de los principales destacamentos antiguerrilleros.

Esta condición contrasta con la posición expresada esta semana por el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, y el director del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), Frank Ábrego, en cuanto a que los agentes no reciben adiestramiento militar sino policial.

Después de que el periodista Juan Guillermo Mercado, del diario El Tiempo de Bogotá, revelara el domingo pasado que una docena de “militares panameños” se entrena con parte de las élites castrenses de Colombia, La Prensa consultó a Ábrego y este afirmó que los agentes no reciben entrenamiento militar, sino un curso de sargento primero “para administrar, supervisar y verificar” en el contexto de lucha contra las drogas.

Al día siguiente, Mulino aseguró que los agentes “entrenan con policías colombianos y no con el Ejército de ese país”.

Pero información aportada a este diario por el periodista Mercado precisa que en Tolemaida “solo hay militares”.

CENAE

Esta base es también conocida como el Centro Nacional de Entrenamiento (Cenae) del Ejército de Colombia, en cuya página web, cenae.mil.co, queda claro que allí no operan agentes policiales.

Se trata de uno de los cuatro principales fuertes castrenses colombianos, situado en una extensión territorial de 9 mil 800 hectáreas en el municipio Melgar, departamento de Tolima, a 98 kilómetros de Bogotá.

Es la sede de las principales escuelas de adiestramiento del Ejército de Colombia: de la fuerza antiguerrilla Lanceros, la de paracaidismo militar, soldados profesionales, fuerzas especiales, selva, entrenamiento y reentrenamiento táctico, tiro, de alta montaña y de la Escuela Militar de Suboficiales sargento Inocencio Chincá.

Desde 1999 es también la base de la Fuerza de Despliegue Rápido, llamada “la máquina de guerra” del Ejército colombiano, capaz de movilizarse a cualquier punto de ese país en dos horas, para lo cual dispone de una flota de aeronaves de ala fija y de helicópteros modelos Black Hawk y MI, operados por la aviación del Ejército, una de las unidades insignia de ese componente militar.

La Escuela Militar de Suboficiales, donde se capacitan los funcionarios del Senafront, es descrita en las mismas páginas oficiales del Ejército colombiano como una “institución de educación superior”, en la que se imparten estudios de entrenamiento y gestión militar asociados a la utilización de modernas tecnologías de guerra.

De hecho, la información publicada por El Tiempo da cuenta de que los militares que se entrenan en esa escuela se gradúan en dos años como “tecnólogos en entrenamiento y gestión militar”.

Por su importancia estratégica, Tolemaida fue una de las siete bases militares escogidas por el Ejército de Estados Unidos (EU) para desplegar sus operaciones desde Colombia a partir de 2009, acción que provocó, entre otros rechazos, el retiro de la delegación diplomática venezolana del vecino país.

Las otras bases son las de Malambo, en el Atlántico; Palanquero, en el Magdalena Medio; Apiay, en el Meta; las bases navales de Cartagena y el Pacífico; y la base del Ejército de Larandia, en el Caquetá.

Tolemaida alberga también el llamado centro de reclusión militar, que en los últimos años ha sido blanco de críticas difundidas a través de diferentes medios de comunicación, como El Espectador y la revista Semana, por las “comodidades” que ofrece a los oficiales presos allí por crímenes de lesa humanidad.

Una clara señal de militarismo

Después de la publicación de El Tiempo sobre el entrenamiento de “militares panameños” en Tolemaida, representantes de diferentes sectores del país criticaron el hecho con el argumento de que se trata de una clara señal de la militarización de la Fuerza Pública que conduce el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino.

El empresario Roberto Eisenmann resaltó que este hecho viola la Constitución, que prohíbe claramente la conformación de ejércitos. “Es una prueba más de la militarización a espaldas del pueblo”, dijo. “El tráfico de drogas es un problema policial, no militar”, agregó.

En igual criterio coincidieron Donaldo Sousa, de la Asamblea Ciudadana, y Aurelio Barría, líder de la Cruzada Civilista contra la dictadura militar. El Senafront “es una copia a escala de las Fuerzas de Defensa lideradas por Noriega”, denunció Barría.

Rafael Luna Noguera

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